Ha transcurrido un período considerable de tiempo desde que
efectué mi última aportación en este espacio digital, un lapso temporal que no ha sido
infructuoso, ya que la indagación que delineé en escritos previos ha persistido
y se ha ampliado. A medida que profundizaba en la investigación, más me
convencía de la interconexión de todo mediante un lenguaje que, si bien
inicialmente se muestra esquivo, revela una estética inigualable. Con gran
diligencia he emprendido el examen exhaustivo de la ciudad de Palencia, y los
hallazgos obtenidos, en colaboración con mi progenitor, Francisco Trigueros
Aguado, han quedado inmortalizados en una trilogía integrada por tres volúmenes
titulados:
1- “EL JUEGO DE PACO CON P DE LA OTRA PALENCIA”.
2-“LA MAYA PALENTINA, RECOVECOS MASÓNICOS”.
3-“LA MAYA PALENTINA Y SUS TAHÚRES CORITOS”.
En el primer libro de esta trilogía titulado “El juego de
Paco con P de la otra Palencia”, se ofrece un estudio y análisis sin
precedentes de la calle Mayor de Palencia, arteria emblemática de la ciudad que
ha sido transitada por todo ciudadano palentino, pero cuyos detalles pasan inadvertidos
sumidos en la cotidianidad. Se cuestiona la enseñanza de deambular por las vías
urbanas con la automatización de un robot al transitar sumergidos en la
premura y el estrés, un vaivén diario que, observado desde una perspectiva
externa, se antoja carente de sentido. Se invita a la reflexión sobre la
urgencia innecesaria y la falta de atención hacia lo que se despliega ante
nuestros ojos, una realidad no exclusiva de Palencia, sino una tendencia
generalizada de no apreciar lo familiar, de ver sin realmente observar.
La segunda obra, “La maya palentina, recovecos masónicos”,
ya desde su título evoca a la masonería, esa entidad que para algunos es
inexistente pero que, no obstante, permea todo. En ella se analiza una extensa
parte de la urbe de Palencia, incluyendo el parque de la Carcavilla, conocido
por todos, pero, a la vez, desconocido, un lugar cuyo encanto y perfección se
revelan tras comprender su esencia oculta.
Finalmente, la tercera y última pieza de la trilogía, “La
maya palentina y sus tahúres coritos”, representa un salto conceptual,
extendiendo su alcance más allá de la ciudad de Palencia para abordar el
fútbol, el llamado deporte rey. Este volumen desvela el significado escondido
que subyace en este juego, prometiendo sorprender e intrigar a quienes se
adentren en su lectura y destacando el fútbol como un fenómeno global y pilar
de nuestra sociedad, todo ello sin dejar a un lado Palencia, ciudad de maestros
que dejaron las páginas de su mensaje abiertas tan solo para aquellos que
fuesen capaces de leerlas.
Las pesquisas que he efectuado traspasan los límites de
nuestra ciudad y se extienden hasta la ciudad vecina de Burgos, mucho más
cercana a Palencia de lo que en un principio puede parecer, siendo en esta
ciudad en las que se inspiran dos nuevas obras de investigación que, fruto de
la colaboración con la escritora Arona Garley, ostentan los títulos:
1-“EL ENIGMA BURGALÉS”.
2-“BURGOS DESCODIFICADO”.
En estas obras el pasado, el presente y el futuro convergen en
una única dimensión temporal, y es este entrelazamiento el que comienza a
desentrañar los cimientos de nuestra sociedad, revelando un secreto de magnitud
considerable que no podía ser divulgado públicamente.
Ese misterio fue
capturado magistralmente en forma de poesía por el escritor burgalés Tino
Barriuso. No desvelaré más detalles al respecto, pero transcribiré el hermoso
poema de Barriuso, cuyo significado permanecía oculto y que reza de la siguiente
manera:
“Un sendero de luz desde sus ojos últimos
traza una cruz con la estrella más alta
y su descanso besa el vértice único
al borde del secreto y muere,
caminante, en tu mirada.”
Para concluir este breve artículo, deseo hacer hincapié en
que en la masonería no impera lo secreto, sino lo discreto, y solo aquellos que
muestran un genuino interés por aprender son considerados dignos de recibir
enseñanza. Si tú eres de los que anhela el conocimiento, deberás emprender la
lectura, el primer paso esencial, aunque no definitivo, para discernir y
comprender aquello que está ante todos y que, sin embargo, permanece invisible.
Quiero comenzar este nuevo artículo dando las gracias a
todas las personas que día a día se esfuerzan en conocer y comprender todo lo
que tenemos en Palencia, muchas veces se menosprecia aquello que desconocemos,
nos han acostumbrado a repetir cuatro cosas de memoria como si fuera de ellas
no existiera nada, pero, en la realidad, hay todo un mundo que ni siquiera
imaginamos.
En nuestra sociedad se enseña muy poco a mirar al cielo, e incluso
ni al propio suelo miramos, nuestros ojos son tan ciegos ante lo que tenemos
delante de ellos que simplemente no lo vemos, pero ahí está, a la vista de
todos. Todo parte ya de años atrás, el tiempo se pasa en un abrir y cerrar de
ojos, todos recordamos la destrucción de la parte central del corazón del
Cristo del Otero y el silencio que, pese a los años transcurridos, a día de hoy,
perdura, aunque se debe tener en cuenta una cosa, y es que aunque algo no
se pueda oír no significa que no exista, basta con mirar un poco por encima al
espectro electromagnético y darnos cuenta que de todo lo que existe el ojo
humano tan solo es capaz de percibir una mínima parte, esa parte es la que
denominamos luz visible, luz que parte del sol y que día a día ilumina nuestra
sociedad, al igual que lo hizo durante siglos y milenios a sociedades y civilizaciones
pasadas.
¡Qué poca atención prestamos al astro rey pese a que gracias a él es
posible la vida en la Tierra! Ese mismo astro que desde su silencio, y a su
vez, con el paso del tiempo, habla para aquel que sepa escucharlo.
Voy a hacer un ligero recordatorio por si alguien todavía no
lo supiera, he hablado mucho de los cerros en otros artículos, tanto del cerro del Otero
como del de San Juanillo, me he referido también a sus distancias, ubicaciones,
orientaciones, cerros históricos y fieles oteadores de la historia y la vida de
la ciudad de Palencia. También he hablado de esculturas, rotondas y sus distancias.
Tened siempre en cuenta una cosa, el sol, a lo largo de la historia, ha servido
de orientación y guía a todas las civilizaciones, incluso en la nuestra, a día
de hoy, todo está regido por el sol, pero es algo que no se da a conocer, ya
que son solo unos pocos los que lo conocen, esos mismos que se empeñaron en
guardar silencio sin darse cuenta de que con su silencio estaban hablando a
gritos que eran capaces de ser oídos a grandes distancias.
Recordad un dato, la subida al cerro de San Juanillo de
menor pendiente nos indica la posición del sol en el momento del amanecer
durante el solsticio de verano, muy próximo a la festividad de San Juan Bautista,
día de celebraciones, día de hogueras como símbolo de que nuestro sol ha
alcanzado el punto más alto del firmamento. Alguna vez lo he contado ya, a
todos nos han contado que el sol sale por el este y se mete por el oeste, pero
eso no es del todo cierto, ya que, a lo largo del año, el sol se va desviando
tanto del este en su salida como del oeste en su puesta, dando lugar de esta
forma a la variación de las horas de luz que día a día percibimos.
En este aspecto voy a centrar este artículo y voy a contaros
lo que sucede en Palencia en función del momento del año en el que nos
encontremos. Puede que os sorprenda, sin embargo, no debería hacerlo, ya que lo
habéis tenido siempre delante de vuestra mirada pero siendo invisible a la
misma, y es que, para verlo, tenéis que tener en cuenta una dimensión más a
agregar a las tres que todos conocemos, esa dimensión es el tiempo.
Voy a seleccionar las principales fiestas que celebramos en
Palencia a lo largo del año, entre ellas están los dos solsticios, verano e
invierno, en torno a los días 21 de junio y 21 de diciembre respectivamente.
Voy a mencionar también los días en los que en Palencia celebramos los patronos
de nuestra ciudad, es decir, el día 2 de febrero, festividad de las Candelas, y
el día 2 de septiembre, festividad de San Antolín. Tengo también que hacer
referencia a una festividad que se celebra en muchas localidades de nuestra provincia,
el 15 de agosto, día de la Asunción de la Virgen María, y otro día también
relacionado con la Virgen, el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción.
Citar también el 1 de noviembre, día de Todos los Santos, sin poderme olvidar
del 16 de abril, festividad de Santo Toribio, una de las principales fiestas de
nuestra ciudad en la cual se celebra la tradicional pedrea del pan y el
quesillo en la ladera del cerro del Otero.
Seguro que os estáis preguntando: ¿para qué citas todos esos
días de fiesta distribuidos a lo largo de todo el año? Es simple, si fuéramos
capaces de ver más allá de donde nos han enseñado a ver, nos daríamos cuenta de
que todo está regido por el sol, y que quienes lo saben lo van escribiendo por
todas partes en un lenguaje que solo los que son capaces de leerle comprenden.
Puede que os resulte sorprendente, pero de nuevo voy a hacer
referencia directamente a las esculturas que se encuentran decorando las calles
de Palencia, esas esculturas que en principio parecen ser únicamente obras de
arte, pero que jamás hubierais imaginado lo que realmente encierran. La clave
de todo estuvo en el corazón del Cristo del Otero y en su destrucción, el
símbolo de lo que un gran maestro escultor, Victorio Macho, dejó escrito para
indicarnos que a través del arte se plasma todo un lenguaje invisible para la
inmensa mayoría y que me ha conducido a escuchar lo que en silencio otros se
han dedicado a decir. Puede que hasta ahora no sepáis lo que os quiero transmitir,
pero muy pronto, al seguir leyendo este artículo, lo descubriréis.
¿Alguna vez os habéis detenido a mirar el cielo?, si lo
hacéis os daréis cuenta de la inmensidad del firmamento y de la pequeñez de la
humanidad, humanidad que siempre ha observado al sol; sociedad, la nuestra, que
se ha olvidado de contemplar aquello que en sí desprende magia o, mejor dicho,
ciencia. Quiero centrarme en este momento en los movimientos del sol en el
cielo palentino a lo largo de todo el año. Pocas cosas pueden superar el esplendor de una salida o de una puesta de sol y, precisamente, esos
acontecimientos, van a centrar este artículo.
Voy a comenzar hablando
de la rotonda de la fuente de la plaza de España, si nos colocamos en el
monumento denominado “ciento cincuenta por ciento cincuenta por ciento
cincuenta” ubicado en la rotonda del cruce de las calles Isaac Peral y Ortega y
Gasset, y desde él dirigimos la mirada en línea recta hasta la zona central de
la fuente de la plaza de España el día de San Antolín, resulta que veremos
ponerse tras ella el sol.
Os voy a mostrar este hecho mediante dos imágenes, la
primera corresponde al cálculo exacto del punto en el que tiene lugar la puesta
de sol centrándonos en la fuente de la plaza de España, y la segunda es de la
simulación de la puesta de sol del 2 de septiembre en ese mismo lugar.
¿Os resulta curioso? Igual recordáis alguno de mis artículos
anteriores y pensáis, pues es una simple casualidad. Es probable que se produzca
una casualidad, dos o tres, pero si comienzan a ser muchas las casualidades la
probabilidad nos comienza a indicarque
lo más probable es que no sea casualidad, y estoy convencido de que cuando
terminéis de leer este artículo pensaréis mucho más de lo que nunca habíais
pensado en ello.
Os invito a
ahora a situaros en la fuente ubicada en la confluencia de las avenidas de Santander y de los Derechos Humanos, justo en la rotonda en cuya zona central hay una fuente y en su centro un monumento, en concreto el denominado monumento a los artistas palentinos, y una vez estéis junto a ese monumento miréis hacia la columna que se encuentra junto al edificio de usos múltiples de la Junta de Castilla y León, al lado de la avenida Simón Nieto, de aspecto exterior oxidada al estar realizada en acero “Corten”. Si
lo hacéis en un día muy concreto, exactamente el día de las Candelas,
observaréis cómo el sol se pone en el horizonte justo detrás de esa columna.
¿También es casualidad? Bueno, van dos, pudiera ser, pero
voy a continuar y esta vez os voy a pedir que os vayáis hasta otra fuente que hay muy cerca, también justo al lado de la avenida de los Derechos Humanos, y que posee un cubo oxidado en su centro, y una vez estéis en ella miréis hacia el monumento a los
artistas palentinos, pero en esta ocasión, para ver el
fenómeno, tenéis que acudir a ese lugar el día de Santo Toribio, y es que,
precisamente ese día, la línea que une la parte central de ambas fuentes nos
marca el punto de salida del sol en el horizonte.
¿Casualidad?, van tres, y estas dos citadas son consecutivas,
pero vamos a ver si salimos de dudas, y es que ahora os voy a pedir de nuevo que os
coloquéis justo en la fuente del cubo metálico ubicada junto a la avenida de los Derechos Humanos, y esta vez dirijáis la mirada a la fuente de las Huertas del Obispo
en la que se encuentra una escultura dedicada al almirante Grau. Si lo hacéis
durante el solsticio de invierno veréis la puesta del sol detrás de la fuente del
parque de las Huertas del Obispo, y si lo hacéis a la inversa, es decir, si miráis
en línea recta desde la fuente del almirante Grau, ubicada en las Huertas del Obispo, a la fuente del cubo, observaréis cómo sale el
sol justo detrás de ese monumento en el solsticio de verano.
Esto, como bien ya podéis suponer, no es casualidad.
Pero mi artículo no ha hecho más que empezar, lo que he
contado es tan solo una muestra de lo que sucede en la ciudad de Palencia todos
los años y ante los ojos de todos sin que nadie, excepto unos pocos, lo sepa y
lo vea.
Os voy a pedir que ahora os
trasladéis hasta el monumento al Cofrade, ubicado junto a la iglesia de San
Pablo, y estando junto a él miréis hacia el busto del torero Marcos de Celis, ubicado junto a la plaza de toros. Si así lo hacéis
el día de Santo Toribio y al amanecer observaréis que justo detrás de la zona
en la que se encuentra el busto del torero sale el sol:
No me quedo aquí y voy a ir más lejos. De nuevo os tenéis que colocar
junto al busto de Marcos de Celis pero, esta vez, debéis mirar el día de Todos
los Santos en dirección al pináculo reproducción de los pináculos de la
catedral de León situado junto a Correos. Si así lo hacéis, observaréis que
precisamente ese díael sol se pone tras
ese pináculo:
Pero todavía voy a continuar un poco más, y os pido que ahora os coloquéis
en mitad de la plaza de toros y al atardecer del día de la patrona de Palencia,
el día de las Candelas, miréis hacia el pináculo de la plaza de León que he
mencionado anteriormente, será cuando observaréis al astro rey ponerse en el horizonte tras
él:
¿Qué os parece lo que os estoy contando, no os preguntáis
por qué nadie os ha contado esto? Pues lo que os he contado no es nada en
comparación por lo que queda por contar, así que os pido que dediquéis un poco
más de tiempo a seguir leyendo, estoy seguro que os asombrará.
Ahora os tenéis
que colocar en la zona central de la fuente del parque de la Carcavilla y desde
allí debéis mirar hacia la rotonda del paseo del Otero, exactamente hacia el
lugar en el que se encuentra una rosaleda de forma circular y un olivo. Si así
lo hacéis comprobaréis que el día de Santo Toribio sobre ella se elevará el sol
en su salida:
Os vuelvo a pedir
que os coloquéis en la parte central de la fuente del parque de la Carcavilla y
desde allí miréis hacia la zona central de la fuente de la plaza de la Marina.
Si hacéis eso en el día del solsticio de invierno, en torno al 21 de diciembre,
observaréis la salida del sol sobre esa fuente:
Es obligatorio continuar, y esta vez os voy a pedir que
cambiéis el lugar de observación. Os pido que os coloquéis en la zona central
de la fuente del parque de la Carcavilla y miréis hacia la
zona central de la rotonda ubicada junto a la Guardia Civil en el día del solsticio
de invierno. Si seguís esas instrucciones comprobaréis que el sol se comienza a elevar precisamente detrás de esa rotonda:
Y ahora, doy un paso más, y desde ese mismo lugar, desde la
zona central de la rotonda ubicada junto a la Guardia Civil, debéis mirar en
dirección al monumento a la mujer palentina, popularmente conocido como “la
gorda”. Sí así lo hacéis durante la tarde del día de la Inmaculada Concepción
observaréis que el sol se pone detrás de “la gorda”:
Continúo recorriendo Palencia, y en esta ocasión os voy a
pedir que vayáis a una de las esculturas más altas, la “Columna de los Sueños”,
también conocida como la P de Palencia. Una vez en ella, en primer lugar tenéis
que dirigir la mirada hacia el monumento a la Universidad, ubicado en la plaza
de San Pablo. Si así lo hacéis la tarde del 15 de agosto, el día de la Asunción,
observaréis al sol ponerse justo detrás de ese monumento:
Ahora, de igual forma, sin moveros del sitio, justo al lado
de esa enorme P, os pido que alcéis la mirada desde la escultura de la enorme P
hacia la escultura de la virgen ubicada en la fachada del colegio de las
Religiosas de María Inmaculada, también da gran tamaño. Si lo hacéis en la
tarde del día de Santo Toribio observaréis de nuevo la puesta de sol tras ella:
No me voy de ese lugar, no me separo de esa enorme P, y
ahora, por tercera vez os voy a pedir que miréis hacia el horizonte desde ese
mismo lugar y esta vez la mirada vaya directa a la fuente con forma de cañón
que se encuentra ubicada en la plaza de Cervantes. Si lo hacéis al atardecer
del día de San Antolín contemplaréis la puesta del sol justo detrás de ese
cañón:
Y ahora, os voy a pedir una cosa más, os tenéis que
trasladar hasta la rotonda ubicada junto a San Lázaro en la que se ubica el
monumento a San Juan de Dios. Como seguro que os habéis fijado en ese conjunto escultórico
existe un arco sobre dos columnas simbolizando una puerta. Si os colocáis junto a ese arco y miráis hacia la
escultura del cañón de la plaza de Cervantes, y todo ello lo hacéis durante del
día de la Asunción, observaréis al astro rey esconderse en el horizonte justo
detrás de ese cañón.
¿Estáis asombrados? Puede que sí pero yo os hago una
pregunta, ¿por qué nadie os lo ha contado?
Tengo que continuar, y lo que ahora os voy a contar seguro
que ya os parece más que asombroso. Esta vez voy a dar un paseo largo por
Palencia mirando aquello que la inmensa mayoría no ve, os maravillaríais con
todo lo que se puede ver en Palencia si se presta tan solo un poco de atención.
Voy a comenzar mi paseo en el monumento homenaje al deporte
palentino ubicado en la rotonda comprendida en la confluencia de las calles Ferrocarril,
Jardines y Antonio Machado, y colocándome junto a él voy a mirar hacia la
rotonda ubicada junto a la entrada principal de la Huerta de Guadián, justo a
la zona central de la rotonda, y en el día del solsticio verano, ya que
precisamente ese día contemplo la puesta de sol tras esa rotonda, o lo que es lo mismo, observo la salida del sol durante el solsticio de invierno si miro en dirección contraria.
Pero mi vista va más allá y me doy cuenta de que, si continúo avanzando en línea recta en el horizonte desde la zona central de la rotonda junto al parque de la Huerta de Guadián y en ese mismo día, en el solsticio de verano, observo que llego al monumento a Berruguete, obra del Maestro Victorio Macho, ubicado en la plaza Mayor y que, justo tras él, en esa fecha tan especial, veo ponerse el sol tras la obra del Maestro Victorio Macho o, en sentido opuesto, si miro desde junto al lado del monumento a Berruguete en dirección a la rotonda ubicada junto a la Huerta de Guadián, veo la salida del sol tras ella el día del solsticio de invierno, y si continúo en línea recta en la misma dirección, observo de nuevo la salida del sol ese mismo día tras el monumento al deporte palentino:
Asombrosa visión la que observo
desde el monumento a Berruguete, y estando allí, continúo mi paseo teniendo en
mente muy presente la cuarta dimensión, es decir, el tiempo. Comienzo a andar
en dirección al monumento a los Comuneros y, una vez en él, giro y miro en
dirección al lugar del cual había partido, es decir, el monumento a Berruguete. Si el día de San Antolín, patrón de Palencia, miro desde el monumento de los Comuneros hacia el
monumento a Berruguete, observo la puesta de sol justo detrás de este último
monumento:
Ahora desde el monumento a los Comuneros decido mirar hacia la
rotonda de la plaza de León, junto a Correos, lugar en el que se alza en su
zona central la obra escultórica titulada “El Abrazo”. En ese momento pienso en
cuatro dimensiones, es decir, trasladándome al día de la Inmaculada Concepción, y de esa
forma contemplo la puesta de sol tras la obra “El Abrazo”:
Desde la rotonda de Correos decido seguir caminando hasta la
rotonda ubicada junto a la Guardia Civil, veo que en ella hay una fuente, y en
ella una columna plateada de forma irregular que se corresponde con la obra
escultórica titulada “Personaje Vertebrado”. Decido sentarme junto a ella y
descansar un poco, y mentalmente me traslado al día de la Asunción, en pleno
mes de agosto. Al hacerlo y mirar desde esta fuente hasta “El Abrazo”, de la plaza
de León, compruebo que el sol se pone en la tarde del día de la Asunción tras
esas dos figuras abrazadas:
Decido regresar a la rotonda de Correos atraído por el
espectáculo de la puesta de sol, y estando en ella, me giro, miro hacia la
escultura del toro ubicada junto a la plaza de toros, y desde allí, ese mismo
día, el día de la Asunción, contemplo la salida del sol tras ese toro:
Desde ese toro decido seguir caminando hasta llegar hasta la
rotonda comprendida entre la calle Osmundo Margareto y la pasarela de los Tres
Pasos. Al llegar a ella observo la escultura titulada “Familia a Caballo”,
situada en una zona cercana al contorno de la rotonda. Me acerco a ella y me
sitúo justo a su lado, y desde allí, teniendo en mente el solsticio de
invierno, decido mirar hacia el punto del cual había partido, a escultura del
toro, y justo es sobre él en el que en ese preciso día veo elevarse el sol al
amanecer:
Ahora desando mis pasos en este gran paseo y regreso a la
escultura del toro junto a la plaza de toros y desde él dirijo mi mirada hacia
la virgen que se alza en lo alto de la fachada de la iglesia del barrio del Ave
María. Al hacer eso el día de la Asunción veo ponerse el sol tras ella:
Tras ver allí el sol, comienzo a caminar hasta esa iglesia,
y una vez allí miro hacia la fuente ubicada en la plaza San Carlos Borromeo, fijándome
en la columna de la cual emana su agua. Al hacerlo el día del solsticio de invierno
contemplo cómo el sol se pone tras él:
Ya cansado de este largo paseo, decido acercarme a la zona
central de la fuente y desde allí volver a mirar hacia uno de los lugares en los
que estuve, la escultura “El Abrazo”, situada en la parte central de la rotonda
de la plaza de León. Al hacerlo en el día de Todos los Santos veo tras ella elevarse el sol:
¿Qué os parece el relato de aquello que jamás nadie os había contado y que sucede en Palencia? Seguro que os empiezan a venir cada vez más preguntas a la mente, son consecuencia directa del silencio que se ha mantenido durante años tras la destrucción de la zona central del corazón del Cristo del Otero, son consecuencia directa de lo que sucede cuando se destruye la obra del Maestro, el único que está enterrado en lo más alto donde ningún otro puede estar.
Lo imposible es posible, el silencio habla como nunca, se le
escucha en todas partes, y ya se decía pese a que muchos no lo entendieran:
cuanto más silencio se mantenía más se hablaba.
Sirva este artículo como homenaje a todas aquellas personas
que a lo largo de la historia se han esforzado por dar a conocer lo que la
inmensa mayoría no conocían, y precisamente, por su desconocimiento, eran
ignorados. Sus obras perduran para siempre, las del resto, simplemente, ni
existen.