domingo, 22 de noviembre de 2020

Entre el cielo y la Tierra, la luz de Palencia

Quiero comenzar este nuevo artículo dando las gracias a todas las personas que día a día se esfuerzan en conocer y comprender todo lo que tenemos en Palencia, muchas veces se menosprecia aquello que desconocemos, nos han acostumbrado a repetir cuatro cosas de memoria como si fuera de ellas no existiera nada, pero, en la realidad, hay todo un mundo que ni siquiera imaginamos. 

En nuestra sociedad se enseña muy poco a mirar al cielo, e incluso ni al propio suelo miramos, nuestros ojos son tan ciegos ante lo que tenemos delante de ellos que simplemente no lo vemos, pero ahí está, a la vista de todos. Todo parte ya de años atrás, el tiempo se pasa en un abrir y cerrar de ojos, todos recordamos la destrucción de la parte central del corazón del Cristo del Otero y el silencio que, pese a los años transcurridos, a día de hoy, perdura, aunque se debe tener en cuenta una cosa, y es que aunque algo no se pueda oír no significa que no exista, basta con mirar un poco por encima al espectro electromagnético y darnos cuenta que de todo lo que existe el ojo humano tan solo es capaz de percibir una mínima parte, esa parte es la que denominamos luz visible, luz que parte del sol y que día a día ilumina nuestra sociedad, al igual que lo hizo durante siglos y milenios a sociedades y civilizaciones pasadas. 

¡Qué poca atención prestamos al astro rey pese a que gracias a él es posible la vida en la Tierra! Ese mismo astro que desde su silencio, y a su vez, con el paso del tiempo, habla para aquel que sepa escucharlo.

Voy a hacer un ligero recordatorio por si alguien todavía no lo supiera, he hablado mucho de los cerros en otros artículos, tanto del cerro del Otero como del de San Juanillo, me he referido también a sus distancias, ubicaciones, orientaciones, cerros históricos y fieles oteadores de la historia y la vida de la ciudad de Palencia. También he hablado de esculturas, rotondas y sus distancias. Tened siempre en cuenta una cosa, el sol, a lo largo de la historia, ha servido de orientación y guía a todas las civilizaciones, incluso en la nuestra, a día de hoy, todo está regido por el sol, pero es algo que no se da a conocer, ya que son solo unos pocos los que lo conocen, esos mismos que se empeñaron en guardar silencio sin darse cuenta de que con su silencio estaban hablando a gritos que eran capaces de ser oídos a grandes distancias.

Recordad un dato, la subida al cerro de San Juanillo de menor pendiente nos indica la posición del sol en el momento del amanecer durante el solsticio de verano, muy próximo a la festividad de San Juan Bautista, día de celebraciones, día de hogueras como símbolo de que nuestro sol ha alcanzado el punto más alto del firmamento. Alguna vez lo he contado ya, a todos nos han contado que el sol sale por el este y se mete por el oeste, pero eso no es del todo cierto, ya que, a lo largo del año, el sol se va desviando tanto del este en su salida como del oeste en su puesta, dando lugar de esta forma a la variación de las horas de luz que día a día percibimos.

En este aspecto voy a centrar este artículo y voy a contaros lo que sucede en Palencia en función del momento del año en el que nos encontremos. Puede que os sorprenda, sin embargo, no debería hacerlo, ya que lo habéis tenido siempre delante de vuestra mirada pero siendo invisible a la misma, y es que, para verlo, tenéis que tener en cuenta una dimensión más a agregar a las tres que todos conocemos, esa dimensión es el tiempo.

Voy a seleccionar las principales fiestas que celebramos en Palencia a lo largo del año, entre ellas están los dos solsticios, verano e invierno, en torno a los días 21 de junio y 21 de diciembre respectivamente. Voy a mencionar también los días en los que en Palencia celebramos los patronos de nuestra ciudad, es decir, el día 2 de febrero, festividad de las Candelas, y el día 2 de septiembre, festividad de San Antolín. Tengo también que hacer referencia a una festividad que se celebra en muchas localidades de nuestra provincia, el 15 de agosto, día de la Asunción de la Virgen María, y otro día también relacionado con la Virgen, el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. Citar también el 1 de noviembre, día de Todos los Santos, sin poderme olvidar del 16 de abril, festividad de Santo Toribio, una de las principales fiestas de nuestra ciudad en la cual se celebra la tradicional pedrea del pan y el quesillo en la ladera del cerro del Otero.

Seguro que os estáis preguntando: ¿para qué citas todos esos días de fiesta distribuidos a lo largo de todo el año? Es simple, si fuéramos capaces de ver más allá de donde nos han enseñado a ver, nos daríamos cuenta de que todo está regido por el sol, y que quienes lo saben lo van escribiendo por todas partes en un lenguaje que solo los que son capaces de leerle comprenden.

Puede que os resulte sorprendente, pero de nuevo voy a hacer referencia directamente a las esculturas que se encuentran decorando las calles de Palencia, esas esculturas que en principio parecen ser únicamente obras de arte, pero que jamás hubierais imaginado lo que realmente encierran. La clave de todo estuvo en el corazón del Cristo del Otero y en su destrucción, el símbolo de lo que un gran maestro escultor, Victorio Macho, dejó escrito para indicarnos que a través del arte se plasma todo un lenguaje invisible para la inmensa mayoría y que me ha conducido a escuchar lo que en silencio otros se han dedicado a decir. Puede que hasta ahora no sepáis lo que os quiero transmitir, pero muy pronto, al seguir leyendo este artículo, lo descubriréis.

¿Alguna vez os habéis detenido a mirar el cielo?, si lo hacéis os daréis cuenta de la inmensidad del firmamento y de la pequeñez de la humanidad, humanidad que siempre ha observado al sol; sociedad, la nuestra, que se ha olvidado de contemplar aquello que en sí desprende magia o, mejor dicho, ciencia. Quiero centrarme en este momento en los movimientos del sol en el cielo palentino a lo largo de todo el año. Pocas cosas pueden superar el esplendor de una salida o de una puesta de sol y, precisamente, esos acontecimientos, van a centrar este artículo.

Voy a comenzar hablando de la rotonda de la fuente de la plaza de España, si nos colocamos en el monumento denominado “ciento cincuenta por ciento cincuenta por ciento cincuenta” ubicado en la rotonda del cruce de las calles Isaac Peral y Ortega y Gasset, y desde él dirigimos la mirada en línea recta hasta la zona central de la fuente de la plaza de España el día de San Antolín, resulta que veremos ponerse tras ella el sol.

Os voy a mostrar este hecho mediante dos imágenes, la primera corresponde al cálculo exacto del punto en el que tiene lugar la puesta de sol centrándonos en la fuente de la plaza de España, y la segunda es de la simulación de la puesta de sol del 2 de septiembre en ese mismo lugar.








¿Os resulta curioso? Igual recordáis alguno de mis artículos anteriores y pensáis, pues es una simple casualidad. Es probable que se produzca una casualidad, dos o tres, pero si comienzan a ser muchas las casualidades la probabilidad nos comienza a indicar  que lo más probable es que no sea casualidad, y estoy convencido de que cuando terminéis de leer este artículo pensaréis mucho más de lo que nunca habíais pensado en ello.

 

Os invito a ahora a situaros en la fuente ubicada en la confluencia de las avenidas de Santander y de los Derechos Humanos, justo en la rotonda en cuya zona central hay una fuente y en su centro un monumento, en concreto el denominado monumento a los artistas palentinos, y una vez estéis junto a ese monumento miréis hacia la columna que se encuentra junto al edificio de usos múltiples de la Junta de Castilla y León, al lado de la avenida Simón Nieto, de aspecto exterior oxidada al estar realizada en acero “Corten”. Si lo hacéis en un día muy concreto, exactamente el día de las Candelas, observaréis cómo el sol se pone en el horizonte justo detrás de esa columna.




 

¿También es casualidad? Bueno, van dos, pudiera ser, pero voy a continuar y esta vez os voy a pedir que os vayáis hasta otra fuente que hay muy cerca, también justo al lado de la avenida de los Derechos Humanos, y que posee un cubo oxidado en su centro, y una vez estéis en ella miréis hacia el monumento a los artistas palentinos, pero en esta ocasión, para ver el fenómeno, tenéis que acudir a ese lugar el día de Santo Toribio, y es que, precisamente ese día, la línea que une la parte central de ambas fuentes nos marca el punto de salida del sol en el horizonte.




¿Casualidad?, van tres, y estas dos citadas son consecutivas, pero vamos a ver si salimos de dudas, y es que ahora os voy a pedir de nuevo que os coloquéis justo en la fuente del cubo metálico ubicada junto a la avenida de los Derechos Humanos, y esta vez dirijáis la mirada a la fuente de las Huertas del Obispo en la que se encuentra una escultura dedicada al almirante Grau. Si lo hacéis durante el solsticio de invierno veréis la puesta del sol detrás de la fuente del parque de las Huertas del Obispo, y si lo hacéis a la inversa, es decir, si miráis en línea recta desde la fuente del almirante Grau, ubicada en las Huertas del Obispo, a la fuente del cubo, observaréis cómo sale el sol justo detrás de ese monumento en el solsticio de verano.




Esto, como bien ya podéis suponer, no es casualidad.

Pero mi artículo no ha hecho más que empezar, lo que he contado es tan solo una muestra de lo que sucede en la ciudad de Palencia todos los años y ante los ojos de todos sin que nadie, excepto unos pocos, lo sepa y lo vea.

Os voy a pedir que ahora os trasladéis hasta el monumento al Cofrade, ubicado junto a la iglesia de San Pablo, y estando junto a él miréis hacia el busto del torero Marcos de Celis, ubicado junto a la plaza de toros. Si así lo hacéis el día de Santo Toribio y al amanecer observaréis que justo detrás de la zona en la que se encuentra el busto del torero sale el sol:





No me quedo aquí y voy a ir más lejos. De nuevo os tenéis que colocar junto al busto de Marcos de Celis pero, esta vez, debéis mirar el día de Todos los Santos en dirección al pináculo reproducción de los pináculos de la catedral de León situado junto a Correos. Si así lo hacéis, observaréis que precisamente ese día  el sol se pone tras ese pináculo:





Pero todavía voy a continuar un poco más, y os pido que ahora os coloquéis en mitad de la plaza de toros y al atardecer del día de la patrona de Palencia, el día de las Candelas, miréis hacia el pináculo de la plaza de León que he mencionado anteriormente, será cuando observaréis al astro rey ponerse en el horizonte tras él:





¿Qué os parece lo que os estoy contando, no os preguntáis por qué nadie os ha contado esto? Pues lo que os he contado no es nada en comparación por lo que queda por contar, así que os pido que dediquéis un poco más de tiempo a seguir leyendo, estoy seguro que os asombrará.

Ahora os tenéis que colocar en la zona central de la fuente del parque de la Carcavilla y desde allí debéis mirar hacia la rotonda del paseo del Otero, exactamente hacia el lugar en el que se encuentra una rosaleda de forma circular y un olivo. Si así lo hacéis comprobaréis que el día de Santo Toribio sobre ella se elevará el sol en su salida:




Os vuelvo a pedir que os coloquéis en la parte central de la fuente del parque de la Carcavilla y desde allí miréis hacia la zona central de la fuente de la plaza de la Marina. Si hacéis eso en el día del solsticio de invierno, en torno al 21 de diciembre, observaréis la salida del sol sobre esa fuente:



Es obligatorio continuar, y esta vez os voy a pedir que cambiéis el lugar de observación. Os pido que os coloquéis en la zona central de la fuente del parque de la Carcavilla y miréis hacia la zona central de la rotonda ubicada junto a la Guardia Civil en el día del solsticio de invierno. Si seguís esas instrucciones comprobaréis que el sol se comienza a elevar precisamente detrás de esa rotonda:





Y ahora, doy un paso más, y desde ese mismo lugar, desde la zona central de la rotonda ubicada junto a la Guardia Civil, debéis mirar en dirección al monumento a la mujer palentina, popularmente conocido como “la gorda”. Sí así lo hacéis durante la tarde del día de la Inmaculada Concepción observaréis que el sol se pone detrás de “la gorda”:






Continúo recorriendo Palencia, y en esta ocasión os voy a pedir que vayáis a una de las esculturas más altas, la “Columna de los Sueños”, también conocida como la P de Palencia. Una vez en ella, en primer lugar tenéis que dirigir la mirada hacia el monumento a la Universidad, ubicado en la plaza de San Pablo. Si así lo hacéis la tarde del 15 de agosto, el día de la Asunción, observaréis al sol ponerse justo detrás de ese monumento:




Ahora, de igual forma, sin moveros del sitio, justo al lado de esa enorme P, os pido que alcéis la mirada desde la escultura de la enorme P hacia la escultura de la virgen ubicada en la fachada del colegio de las Religiosas de María Inmaculada, también da gran tamaño. Si lo hacéis en la tarde del día de Santo Toribio observaréis de nuevo la puesta de sol tras ella:














No me voy de ese lugar, no me separo de esa enorme P, y ahora, por tercera vez os voy a pedir que miréis hacia el horizonte desde ese mismo lugar y esta vez la mirada vaya directa a la fuente con forma de cañón que se encuentra ubicada en la plaza de Cervantes. Si lo hacéis al atardecer del día de San Antolín contemplaréis la puesta del sol justo detrás de ese cañón:




Y ahora, os voy a pedir una cosa más, os tenéis que trasladar hasta la rotonda ubicada junto a San Lázaro en la que se ubica el monumento a San Juan de Dios. Como seguro que os habéis fijado en ese conjunto escultórico existe un arco sobre dos columnas simbolizando una puerta. Si os  colocáis junto a ese arco y miráis hacia la escultura del cañón de la plaza de Cervantes, y todo ello lo hacéis durante del día de la Asunción, observaréis al astro rey esconderse en el horizonte justo detrás de ese cañón.



¿Estáis asombrados? Puede que sí pero yo os hago una pregunta, ¿por qué nadie os lo ha contado?

Tengo que continuar, y lo que ahora os voy a contar seguro que ya os parece más que asombroso. Esta vez voy a dar un paseo largo por Palencia mirando aquello que la inmensa mayoría no ve, os maravillaríais con todo lo que se puede ver en Palencia si se presta tan solo un poco de atención. 

Voy a comenzar mi paseo en el monumento homenaje al deporte palentino ubicado en la rotonda comprendida en la confluencia de las calles Ferrocarril, Jardines y Antonio Machado, y colocándome junto a él voy a mirar hacia la rotonda ubicada junto a la entrada principal de la Huerta de Guadián, justo a la zona central de la rotonda, y en el día del solsticio verano, ya que precisamente ese día contemplo la puesta de sol tras esa rotonda, o lo que es lo mismo, observo la salida del sol durante el solsticio de invierno si miro en dirección contraria. 

Pero mi vista va más allá y me doy cuenta de que, si continúo avanzando en línea recta en el horizonte desde la zona central de la rotonda junto al parque de la Huerta de Guadián y en ese mismo día, en el solsticio de verano, observo que llego al monumento a Berruguete, obra del Maestro Victorio Macho, ubicado en la plaza Mayor y que, justo tras él, en esa fecha tan especial, veo ponerse el sol tras la obra del Maestro Victorio Macho o, en sentido opuesto, si miro desde junto al lado del monumento a Berruguete en dirección a la rotonda ubicada junto a la Huerta de Guadián, veo la salida del sol tras ella el día del solsticio de invierno, y si continúo en línea recta en la misma dirección, observo de nuevo la salida del sol ese mismo día tras el monumento al deporte palentino:




Asombrosa visión la que observo desde el monumento a Berruguete, y estando allí, continúo mi paseo teniendo en mente muy presente la cuarta dimensión, es decir, el tiempo. Comienzo a andar en dirección al monumento a los Comuneros y, una vez en él, giro y miro en dirección al lugar del cual había partido, es decir, el  monumento a Berruguete. Si el día de San Antolín, patrón de Palencia, miro desde el monumento de los Comuneros hacia el monumento a Berruguete, observo la puesta de sol justo detrás de este último monumento:




Ahora desde el monumento a los Comuneros decido mirar hacia la rotonda de la plaza de León, junto a Correos, lugar en el que se alza en su zona central la obra escultórica titulada “El Abrazo”. En ese momento pienso en cuatro dimensiones, es decir, trasladándome al día de la Inmaculada Concepción, y de esa forma contemplo la puesta de sol tras la obra “El Abrazo”:



Desde la rotonda de Correos decido seguir caminando hasta la rotonda ubicada junto a la Guardia Civil, veo que en ella hay una fuente, y en ella una columna plateada de forma irregular que se corresponde con la obra escultórica titulada “Personaje Vertebrado”. Decido sentarme junto a ella y descansar un poco, y mentalmente me traslado al día de la Asunción, en pleno mes de agosto. Al hacerlo y mirar desde esta fuente hasta “El Abrazo”, de la plaza de León, compruebo que el sol se pone en la tarde del día de la Asunción tras esas dos figuras abrazadas:


Decido regresar a la rotonda de Correos atraído por el espectáculo de la puesta de sol, y estando en ella, me giro, miro hacia la escultura del toro ubicada junto a la plaza de toros, y desde allí, ese mismo día, el día de la Asunción, contemplo la salida del sol tras ese toro:



Desde ese toro decido seguir caminando hasta llegar hasta la rotonda comprendida entre la calle Osmundo Margareto y la pasarela de los Tres Pasos. Al llegar a ella observo la escultura titulada “Familia a Caballo”, situada en una zona cercana al contorno de la rotonda. Me acerco a ella y me sitúo justo a su lado, y desde allí, teniendo en mente el solsticio de invierno, decido mirar hacia el punto del cual había partido, a escultura del toro, y justo es sobre él en el que en ese preciso día veo elevarse el sol al amanecer:





Ahora desando mis pasos en este gran paseo y regreso a la escultura del toro junto a la plaza de toros y desde él dirijo mi mirada hacia la virgen que se alza en lo alto de la fachada de la iglesia del barrio del Ave María. Al hacer eso el día de la Asunción veo ponerse el sol tras ella:


 



Tras ver allí el sol, comienzo a caminar hasta esa iglesia, y una vez allí miro hacia la fuente ubicada en la plaza San Carlos Borromeo, fijándome en la columna de la cual emana su agua. Al hacerlo el día del solsticio de invierno contemplo cómo el sol se pone tras él:



Ya cansado de este largo paseo, decido acercarme a la zona central de la fuente y desde allí volver a mirar hacia uno de los lugares en los que estuve, la escultura “El Abrazo”, situada en la parte central de la rotonda de la plaza de León. Al hacerlo en el día de Todos los Santos veo tras ella elevarse el sol:




¿Qué os parece el relato de aquello que jamás nadie os había contado y que sucede en Palencia? Seguro que os empiezan a venir cada vez más preguntas a la mente, son consecuencia directa del silencio que se ha mantenido durante años tras la destrucción de la zona central del corazón del Cristo del Otero, son consecuencia directa de lo que sucede cuando se destruye la obra del Maestro, el único que está enterrado en lo más alto donde ningún otro puede estar.

Lo imposible es posible, el silencio habla como nunca, se le escucha en todas partes, y ya se decía pese a que muchos no lo entendieran: cuanto más silencio se mantenía más se hablaba.

Sirva este artículo como homenaje a todas aquellas personas que a lo largo de la historia se han esforzado por dar a conocer lo que la inmensa mayoría no conocían, y precisamente, por su desconocimiento, eran ignorados. Sus obras perduran para siempre, las del resto, simplemente, ni existen.



domingo, 17 de mayo de 2020

El reflejo de las estrellas: la perfección


Quiero comenzar este artículo dando las gracias a todas aquellas personas que durante mucho tiempo, contra viento y marea, han luchado lo indecible para que al fin en Palencia se comience a conocer todo lo que tenemos. Parece mentira que unos pocos, pese a nuestra ciudad se hundiera, se empeñaran en seguir sin dar a conocer lo que tenemos. Toda lucha, por imposible que parezca, siempre da sus frutos, y lo bueno de eso no es solo disfrutar de esos frutos, sino ponerlos a disposición de todos.

En mi anterior artículo, como seguro que recordaréis, me detuve en una cifra y un dato. La cifra era 33 y el dato era que la longitud de la cumbrera del tejado de la catedral de Palencia, en concreto del brazo menor de su planta de cruz latina, es exactamente de 33 metros. También os comenté la importancia que el número 33 posee en la masonería. En esta ocasión, quiero seguir relatando otra serie de datos que como siempre pasan totalmente desapercibidos al ojo humano en la inmensa mayoría de las ocasiones, pero que sin embargo, ahí están para todos aquellos que quieran y sepan verlos.




Ese dato pudiera verse como una simple casualidad, sin embargo, os voy a explicar que de casualidad no tiene nada. Si habéis observado bien la catedral, en sus laterales de su nave central existen lo que se denominan arbotantes, son unos semiarcos de piedra visibles desde el exterior que parecen estar suspendidos en el aire, pero que sin embargo tienen una finalidad arquitectónica muy clara, servir de transmisión del peso de las bóvedas de la nave central de la catedral hacia los contrafuertes y de esta manera garantizar su integridad estructural. Tened en cuenta ahora otra cosa, cada uno de los contrafuertes en los que finalizan los arbotantes está rematado por un pináculo perfectamente visible desde el aire. Resulta que esos pináculos, como podéis ver en las imágenes que a continuación van a aparecer, se encuentran separados entre sí una distancia de 33 metros, de nuevo, la misma cifra.






Resulta muy curioso que el patrón de 33 metros se repita, pero voy a ir un paso más allá. Voy a colocarme exactamente en el punto central de la cubierta de la catedral, y justo desde ese punto voy a trazar una línea recta que va exactamente hasta el pináculo del segundo contrafuerte más cercano. El resulta que lo que obtengo es más curioso aún, de nuevo 33 metros.



Y si ahora vuelvo a hacer lo mismo pero midiendo la distancia en relación al pináculo del segundo contrafuerte del otro lado de la nave central de la catedral el resultado que vuelvo a obtener es exactamente el mismo, 33 metros:


¿Qué decís ahora, os sorprende? Fijaros bien en todo lo que he dicho, porque, tal vez, no os hayáis dado cuenta, pero en todo el texto, implícitamente, he dicho algo más, y ese algo es la clave de todo.
Se puede considerar al triángulo como una forma geométrica que representa la divinidad, pero a su vez, esa forma geométrica puede simbolizar la perfección si la perfección es la regla utilizada para su construcción. Ya casi os lo he dicho, basta con unir dos conceptos: triángulo y 33. ¿Os habéis dado cuenta de lo que os quiero decir? ¿Qué diríais si en la catedral de Palencia existiera un triángulo equilátero cuyos lados midieran 33 metros? Sería la combinación perfecta entre lo divino y la maestría. Pues precisamente eso es lo que sucede y lo vais a ver en la siguiente imagen en la cual he representado  ese triángulo equilátero perfecto de 33 metros de lado. Como veis todo estaba implícito en mi texto, y ahora, le podéis contemplar explícitamente:


Llegados a este momento hay que decir que siempre debemos mirarlo todo con mucha atención e incluso ver allá donde en principio no vemos. Hasta ahora hemos mirado la catedral de Palencia desde el cielo, sin embargo, bajo su cubierta, existen otros niveles que necesariamente deben ser observados ante una evidencia tan clara como es este triángulo equilátero. ¿Qué es lo que tenemos una vez dentro de la catedral y que sustentan esos pináculos? Pues sencillamente columnas, y esto lo vamos a ver de forma muy clara en la siguiente imagen, en la que he superpuesto la imagen aérea en planta de la catedral sobre su plano cuyas líneas aparecen trazadas en negro:


Como veis los dos pináculos se encuentran precisamente sobre dos de las columnas internas de la catedral que nos posicionan dos de los vértices del triángulo. Sin embargo os estaréis preguntando, ¿y el vértice que falta? Fijaros bien, porque en la imagen aparece también reflejada en la parte central la cripta de San Antolín, el nivel más bajo de la catedral, ya no sobre suelo sino bajo suelo, y precisamente, en la zona donde se encuentran las dos columnas de la parte más antigua de la cripta, la zona visigoda, es donde se encuentra ubicado el vértice superior del triángulo equilátero de 33 metros de lado.

Os puede parecer sorprendente, pero seguro que recordaréis algo que hace ya tiempo publiqué en este mismo blog, en una entrada titulada “El secreto de la luz, los orígenes de Palencia”. En él hablaba precisamente de la cripta de la catedral, el cerro de San Juanillo, el soslticio de verano y el sol.  Haciendo un poco de memoria he de recordar que el eje mayor de la cruz latina que dibuja la planta de la catedral de Palencia indica precisamente, si miramos en sentido al ábside, el punto de la salida del sol en el solsticio de verano, es decir, el día más largo del año, día en torno al cual se celebra la festividad de San Juan Bautista. La dirección que posee ese eje es exactamente la misma que posee la subida de menor pendiente del cerro de San Juanillo, en cuya cima,  a día de hoy, se conservan las ruinas del antiguo eremitorio de San Juan. Realizado este pequeño recordatorio, he de citar el fenómeno que ese mismo día se produciría en la cripta de San Antolín si la catedral no estuviera construida sobre ella. El sol entraría por una de las aperturas que posee la parte visigoda de la cripta e iluminaría su interior tal y como se puede ver en la siguiente imagen que también publiqué en su momento en este mismo blog:


Como veis, la luz del sol entraría en la parte ubicada en la zona central superior limitada por esas dos columnas e iluminaria la zona de la parte visigoda de la cripta que se encuentra limitada por esas dos líneas amarillas en la imagen.  Bien, esto ya os lo había contado, no es nada nuevo, pero en esta ocasión os lo voy a mostrar desde otro ángulo de vista. Voy a volver a la vista en planta del conjunto de la catedral y voy a iluminar la zona exacta que quedaría iluminada durante la salida del sol en el solsticio de verano, es la siguiente:


Ahí lo tenéis, el triángulo equilátero de 33 metros de lado y justo en lo más alto la luz del sol, ¿os recuerda a algo? Estoy seguro de que sí, ¿os recuerda a esto?


Es el billete de dólar, ¡curioso verdad!, una pirámide y en su parte superior un ojo irradiando luz. Pero no nos tenemos que ir hasta Estados Unidos para que nos recuerde a algo mucho más cercano. Recordad una frase: “Victorio Macho lo sabía”. Mirad al corazón del Cristo del Otero, ya sabéis que está hecho con teselas, sumando en su totalidad las que dibujan el corazón como las espirales que lo rodean la cifra de 666, pero no os fijéis en eso ahora, sino  en otra cifra, y es que cada lado del corazón está formado exactamente por 33 teselas:


Es exactamente  el mismo número que, expresado en metros,  longitud tienen los lados del triángulo equilátero oculto en la catedral en cuya parte central superior brilla el sol al igual que, como bien sabéis, en lo alto de los cerros del Otero y de San Juan brilla la estrella Alioth, tal y como Victorio Macho dejó reflejado en su prodigioso mosaico cuya parte central circular, precisamente la que simbolizaba ese brillo, fue destruida durante los trabajos de “restauración” del Cristo del Otero hace ya algunos años:


Llegado a este punto tengo que comentar otro dato que de nuevo ya he dado implícitamente. La punta del triángulo equilátero de 33 metros de lado existente en la catedral indica la posición por la que sale el sol en el solsticio de verano, sin embargo, si miramos en sentido opuesto, observaremos el lugar exacto del horizonte por el que se pone el sol en el solsticio de invierno. Ambos fenómenos solares están marcados por el eje mayor de la planta de la catedral, pero, si ese triángulo hace clara alusión al día de San Juan Bautista, ¿existirá algún otro símbolo en la catedral que haga referencia al día de San Juan evangelista, es decir, el solsticio de invierno, el día más corto del año? Sobre ello algo he comentado ya en otros artículos, pero esta vez voy a proseguir analizando el plano de la catedral. Si un triángulo equilátero de 33 metros de lado señala el solsticio de verano, ¿pudiera pasar exactamente lo mismo con el solsticio de invierno?

Fijaros en la siguiente imagen, de nuevo he unido la zona en la que, si no hubiera cubierta, irían colocados otros dos pináculos sobre la catedral. En su lugar lo que hay son dos columnas rematadas por el tejado. La distancia de nuevo de esa línea recta es de 33 metros. Hecho esto, he trazado dos líneas rectas, cada una de ellas de 33 metros, de forma que se cree un triángulo equilátero de nuevo de 33 metros de lado. A simple vista, no hay nada en el vértice del triángulo que se obtiene sobre la cumbrera de la nave mayor de la catedral. En este caso resulta un poco más difícil de ver lo que ese triángulo encierra, sin embargo, cuando se ve, se explica absolutamente todo:



Para explicároslo mejor he señalado con un círculo rojo el punto sobre la cumbrera que coincide con el vértice inferior del triángulo equilátero y le he denominado punto P:


Aquí es donde hay que abrir bien los ojos y mirar tanto cielo como tierra, puede parecer magia pero no lo es. En primer lugar voy a superponer las fotografías aéreas de la catedral con cada uno de los triángulos equiláteros que anteriormente os he explicado obteniendo como resultado esto:



¡Qué curioso! Un símbolo que seguro que enseguida todos reconocéis, el hexagrama  o forma geométrica también conocida como “estrella de David”, pero un hexagrama cualquiera sino uno demasiado especial precisamente por la medida de los lados de los dos triángulos que le constituyen, y que como ya sabéis es de 33 metros.

Perfecto, hasta aquí bien, pero estaréis pensando, vale, muy bien, pero... ¿y su vértice inferior, ese punto P, qué es?, ¿por qué aparece sobre donde en principio no hay nada? Voy a remarcarle de nuevo ya en la forma del hexagrama:




Ahora voy a explicaros la razón de ese punto P. Aquí es cuando hay que abrir muy bien los ojos y mirar muy bien, puesto que parece magia pero no lo es. En la siguiente imagen vais a ver superpuesta la fotografía anterior de forma semitransparente con el plano de la catedral en el que se observa tanto el interior de la catedral como la cripta de San Antolín. Fijaros muy bien:



¿Lo veis? Os remarco de nuevo el punto para que lo observéis mucho mejor:


Seguro que ya lo veis, en punto P se sitúa entre las dos columnas que señalan el inicio de las escaleras de bajada a la cripta de San Antolín. Es decir, tenemos una estrella de David o hexagrama formado por dos triángulos equiláteros de 33 metros de lado cuyo vértices están representados de la siguiente manera: 4 de esos vértices corresponden a 4 columnas de la catedral, el vértice superior se sitúa en la zona de las dos columnas de la cripta visigoda de la catedral justo por encima de las cuales y en el día del solsticio de verano el sol iluminaría la parte superior de ese hexagrama, mientras que el vértice inferior, ese ya conocido “punto P”, está justo en la zona donde se encuentran las dos columnas y a partir de las cuales comienzan las escaleras de bajada a la cripta de San Antolín.

¿Os ha sorprendido? Tan solo quiero deciros algo más, fijaros en el culto al sol que está implícito en la catedral, fijaros de qué forma está construida y en la simbología que esconde. Todas esas medidas parten de algo que en Palencia tenemos más que abandonado, los cerros del Otero y de San Juanillo. Tened en cuenta otra cosa que seguro que también os va a sorprender, si buscáis información sobre el hexagrama comprobaréis que igualmente se le asocia a la cifra 666 al poseer 6 puntas en su parte exterior, 6 triángulos en su corona y 6 lados en su hexágono interior. Por lo tanto, de esa forma, en la catedral y siempre tomando como parte clave la cripta de San Antolín, tenemos representadas dos cifras, 666 y 33. Si ahora recordáis mi anterior artículo y dividís 666 entre 33 obtendréis como resultado 20,181818... ¿Recordáis cuál es la altura del Cristo del Otero según el proyecto de construcción? Era de 20,20 metros. Y una cosa más, ¿recordáis la distancia que hay entre el Cristo del Otero y el eremitorio de San Juanillo? Esa distancia es de 666 metros. Un juego de cifras maravilloso y perfecto solo entendible por aquellos maestros constructores que conocían lo que eran los cerros y plasmaron a su vez en las piedras de la catedral un mapa oculto y solo visible  a la vista de aquellos que sabían y saben leer la piedra y que ahora hago público puesto que el saber ha de ser puesto a disposición de todos y no solo de unos pocos.

Victorio Macho lo sabía, Victorio Macho fue enterrado donde solo se entierra a los maestros, Victorio Macho fue olvidado y abandonado por aquellos que saben que nunca pueden hacerle sombra porque su mensaje perdura a su existencia, sale a la luz y brilla con la misma intensidad que lo hace Alioth.

Por el arte se alcanza la inmortalidad, por el arte se llega a Dios, allá donde esté el intelecto estará el tesoro.