domingo, 30 de noviembre de 2014

Las pirámides de Palencia, segunda parte: Victorio Macho lo sabía.

En esta ocasión continúo dando a conocer una parte de la historia de Palencia totalmente desconocida. Si recordáis terminaba mi anterior publicación haciendo referencia a que Victorio Macho quiso ser enterrado descansando para siempre bajo su obra maestra, el Cristo del Otero, ubicación que coincidía con la posición de la estrella Alioth, la estrella más brillante de la constelación de la Osa Mayor.
En ese mismo artículo realicé una comparación directa entre los tres cerros palentinos y las pirámides de Egipto, los tres en ambos casos ubicados en la misma posición que tres estrellas.
Todo esto me hizo pensar que quizás alguien conociera ya estos hechos en el pasado, y por una u otra razón dichos datos no hubieran salido a la opinión pública, y de nuevo por algún motivo comencé a investigarlo todo partiendo del propio Cristo del Otero, puesto que es una escultura de tal envergadura y percepción que por algún motivo hace atraer hacia ella la atención tanto de los palentinos como de las personas que visitan nuestra ciudad.



 Buscando documentación encontré un antiguo texto redactado por el propio autor de la magnífica escultura, un texto que la mano y la mente de Victorio Macho concibieron antes de que el Cristo del Otero fuese construido. El texto fue leído por Victorio Macho en el Palacio Episcopal de Palencia, y dice lo siguiente:

"El tema que nos reúne en este Palacio Episcopal, posiblemente llegará a tener gran transcendencia espiritual en nuestra ciudad y nuestro paisaje por tratarse de una obra a la que difícilmente se la podría encontrar parangón en la historia del arte cristiano; tal es el tamaño colosal que vamos a darla.
Si el Egipto creó la enigmática Esfinge que yergue su testa desde lo remoto para recibir la luz del sol, y talló las estatuas faraónicas en la piedra viva de las montañas graníticas...
Y los asirios narraron sus victorias guerreras sobre superficies monolíticas y pusieron ante el pórtico del palacio de Corsabad los formidables toros alados...
Si también la religión Budaica prodijo enormes estatuas de su dios, representándole como sumergido en profundo éxtasis de opio...
Y la mitología griega concibió el imponente Júpiter de Olimpia y elevó sobre la sagrada Acrópolis del Partenón la bella estatua de Atenea, obras de Fidias, el grande entre los grandes del arte...
Y en la isla de Rodas, el célebre Coloso de bronce fue asombro del mundo pagano...
Y modernamente existe la tan vulgar cuanto grande Estatua de la Libertad en la entrada del puerto de Nueva York...
Nunca, sin embargo, fue - que yo sepa- construida una imagen de Jesuscristo como la que nosotros nos esforzamos en elevar en medio de este paisaje bíblico de tierras de Palencia.

Yo, señores, me imagino a nuestro venerable Prelado paseando al atardecer, a lo largo de caminos y senderos, y creo comprender y descifrar las poéticas revelaciones de su mente al contemplar ese Otero cónico y perfecto, que es en Castilla algo tan elocuente como son las Pirámides en el Egipto; y no sé qué rara semejanza existe en esta geografía de << los campos góticos >> con la de aquellos sagrados lugares donde se desarrollaron las escenas del antiguo y nuevo Testamento, ya que estos otero yermos y calcinados, llamados de Cristo y de San Juan, evocan un monte Sinaí y un Gólgota silenciosos...
Pedestales propicios que desde niño presentí habrían de sostener figuras representativas de la Divinidad.
Intentaré explicarme, aunque acaso mis ideas den la sensación de que soy un divagador incorregible.

Nuestra luz castellana es de tal fuerza, que al posarse en las formas del paisaje las hace reverberar y palpitar, hasta el punto de que no podemos precisarlas sino al amanecer o a la puesta del sol, Entonces se nos definen las siluetas de estas lomas y estos montes como si guardaran un misterio oculto, un raro significado que sólo se mostrará en las horas propicias; de aquí que nos impresione y nos sobrecoja la constante variedad dentro de su aparente monotonía. Tampoco, por lo tanto, nos es posible precisar distancias,porque todo aquí tiene algo de infinito."



Estimados seguidores de "La otra Palencia", no sé si al leer este texto os ha venido a la mente alguna comparación con lo expuesto en mis dos anteriores artículos, seguro que así ha sido. Victorio Macho quiso dejar plasmado en estas palabras precisamente aquello que tras mucho tiempo de observación pude contemplar con mis propios ojos. Comienzo a hacer referencia a las frases de Victorio Macho que dejó escritas para que en el momento determinado salieran de nuevo a la luz cobrando el sentido específico que las mismas tenían:
En primer lugar hace referencia a “revelaciones” y habla de “Otero cónico y perfecto, que es en Castilla algo tan elocuente como son las Pirámides en el Egipto”. Por primera vez en esta frase compara directamente los cerros palentinos con las pirámides de Egipto, curiosamente lo mismo que yo hice en mi anterior artículo, pero el gran escultor va aún mucho más allá, les compara con lugares sagrados, refiriéndose directamente a los cerros de San Juanillo y del Otero, calificándoles a su vez como yermos, calcinados y silenciosos….
Estos puntos suspensivos utilizados por el gran escultor me dieron qué pensar, pero más intrigado me dejó aun la siguiente frase que utiliza: “Pedestales propicios que desde niño presentí habrían de sostener figuras representativas de la Divinidad.”

 
Victorio Macho califica a tanto al cerro del Otero como al cerro de San Juan de pedestales, y habla de dos figuras representativas de la Divinidad, cada una ubicada sobre cada uno de esos cerros. Todo esto antes de construirse el Cristo del Otero. Aquí puede surgir la duda de si se refería a los planes que tenía en mente de la futura construcción de su escultura maestra, el Cristo del Otero, o bien si no se estaba refiriendo al futuro, sino al pasado, si podía referirse a dos figuras que en un pasado remoto se encontraban ubicadas en la cima de ambos cerros, y que hubieran sido destruidas por completo. Esta fue la gran duda que comencé a plantearme, por lo que de nuevo volví a leer ese párrafo escrito por el insigne escultor palentino, y esta vez me fije en el adjetivo con el que se refiere a ambos cerros: “calcinados”. Ese adjetivo hace referencia a que en algún momento los mismos fueron pasto de una gran destrucción, y esto comenzó a hacer que empezara a decantarme porque realmente con esas palabras Victorio Macho no se estaba refiriendo al futuro, sino al pasado, se refería a dos figuras colosales de Divinidades que se elevaban sobre ambos cerros, algo que me continuaba pareciendo imposible, pero que no podía descartar.

Preguntando a vecinos del barrio del Cristo de manera indirecta para no condicionar su respuesta ni dar ninguna pista de lo que trataba de investigar, sus testimonios me ponían más aun tras la evidencia de que lo que Victorio Macho decía podía ser totalmente real. Los vecinos recordaban que de niños tenían un gran miedo en subir hasta la cima del Cerro de San Juanillo porque sus padres y abuelos les decían que en lo alto había un gigante. En la mayoría de ocasiones sucede que al paso del tiempo, al paso de siglos, una historia real transmitida de boca a boca es tergiversada, y únicamente mantiene ciertos detalles reales, el resto o son olvidados o son reemplazados por otros que se separan por completo de la historia real.
 El dato clave del testimonio de los vecinos era la palabra gigante, la misma podía hacer alusión a la estatua de una Divinidad que se elevaba sobre la cima del Cerro de San Juanillo.

 Si esto fuera cierto, debería existir algún otro texto o documento antiguo que lo pudiera confirmar, por lo que ese fue el siguiente paso que di en mi investigación, tratar de encontrar un documento que hiciera referencia a estatuas gigantes de Divinidades., algo que me seguía pareciendo imposible de encontrar, pero ello no hizo que desistiera de hacerlo. El tiempo pasaba y por más que buscaba no encontraba nada al respecto, hasta que curiosamente un día sin buscarlo, me encontré con un documento de mediados del siglo XIX en el cual había una ilustración al respecto que no podía ser más llamativa, se trataba de una ilustración para describir a la ciudad de Palencia, y antes de describirla os la muestro para que podáis observarla con vuestros propios ojos:



Cuando la vi realmente no me lo podía creer, en primer plano se observan unas pequeñas edificaciones que formarían parte de la antigua Palencia, pero al fondo, en el horizonte, lo que se ve resulta increíble, se observan dos figuras colosales que a cualquier palentino inmediatamente le recuerdan al porte de nuestro Cristo del Otero, dos figuras inmensas situado en lo más alto de la ciudad, las dos figuras de las Divinidades a las que Victorio Macho hacía referencia, el gigante al que temían los niños del barrio del Cristo hace décadas, la historia de Palencia que se había transmitido de boca a boca muy tergiversada y transformada en una pequeña leyenda, leyenda que se comienza a demostrar que de leyenda no tiene nada, sino que es la gran historia de nuestra ciudad, la gran historia no contada de Palencia en una época remotísima.



Victorio Macho en su texto lo dejó muy claro, pero para asegurarse de que su mensaje llegaría a los lectores, volvió a insistir porque sabía que muchos tendrían una idea suya tras escuchar esas palabras de ser un divagador incorregible.

Y en esta ocasión Victorio Macho ya no vuelve a referirse a esas figuras, sino que comienza a centrarse únicamente en los cerros. Hace mención a la luz castellana (la luz del sol) que hace palpitar el paisaje en el momento de amanecer o a la puesta de sol y menciona refiriéndose a los cerros que “se nos definen las siluetas de estas lomas y estos montes como si guardaran un misterio oculto, un raro significado que sólo se mostrará en las horas propicias”.
¿Os recuerdan a algo estas palabras de Victorio Macho? Habla de un misterio oculto que sólo será mostrado por la luz del sol a las horas propicias, exactamente ese misterio es lo que descubrí que sucedía en el cerro de San Juan únicamente el día del solsticio de verano, el 21 de junio, y únicamente en las horas propicias, justo en el momento de la salida del sol, ya que ese día se contempla como el sol sale precisamente en el horizonte por el lugar que indica la subida de menos pendiente que permite el acceso hasta la cima del cerro de San Juan.
Victorio Macho conocía a la perfección estos datos, pero sin embargo nunca lo dejó escrito con claridad, sino condensado en esas pocas frases, lo cual demuestra que realmente era un genio.

Para terminar, Victorio Macho utiliza otras palabras que de nuevo nos lo dicen todo. Menciona que Tampoco, por lo tanto, nos es posible precisar distancias, porque todo aquí tiene algo de infinito”. Con esto hace referencia por primera vez a distancias, refiriéndose a que le es imposible precisar las mismas, porque son “infinitas”.
Esta frase, que en un principio puede parecer que no dice nada, hace referencia a la distancia entre las estrellas, cuya distancia para él en aquella época era imposible de precisar. Esta frase hace relación a la coincidencia que narré en mi anterior artículo y en el que explicaba que la distribución de los tres cerros de nuestra ciudad era la misma que las tres estrellas de la Osa Mayor: Mizar, Alioth y Megrez.
Sin embargo un hecho de tal transcendencia no podía quedar reflejado con una sola frase por parte de Victorio Macho. En muchísimas ocasiones subo hasta el Cristo del Otero, y siempre pensé que ese gran mensaje tenía que estar contenido en él, Victorio Macho tenía que haber dejado escrito en su obra maestra el mayor de todos los misterios, esa referencia a las estrellas. Y tal y como hizo en este texto, Victorio nos dejó en su obra el mismo mensaje, a la vista de todos los palentinos, a la vista de todos los visitantes que se acercaran a verla, pero a la vez oculto por la grandeza de su obra.

Victorio Macho amaba a Palencia, por eso quiso descansar para siempre en su tierra natal, Victorio Macho llegó a decir que él no había hecho el Cristo del Otero, sino que el Cristo del Otero le había hecho a él. Siempre se ha dicho que los sentimientos se llevan en el corazón, el sentimiento de Victorio Macho, el gran mensaje que porta el Cristo del Otero desde hace 83 años, lo lleva escrito en su propio corazón. Quizás os puedan sorprender estas palabras, es algo que siempre digo, estamos tan acostumbrados a lo que nos rodea que nunca nos fijamos con atención en ello, Victorio Macho era justo lo que pretendía con su mensaje, que alguien se fijara con mucha atención en su obra.
A simple vista el corazón realizado con teselas cerámicas sobre el pecho del Cristo del Otero puede parecer simplemente eso, un corazón, pero para ver lo que encierra hay que mirarle con atención, y si lo hacemos, vemos que está dividido por líneas rectas en sectores, las cuales no llegan a su centro, no llegan a juntarse. En el centro de su corazón hay un círculo perfecto, hecho con teselas de un tono dorado ligeramente diferentes al resto por las que está formado. Si ahora miramos hacia su parte inferior, vemos que falta una línea recta que dividiría al corazón en 8 partes iguales. La precisión que Victorio Macho reflejaba en sus obras que un olvido así en su gran obra maestra no tiene sentido alguno. Victorio Macho de nuevo fue un genio a la hora de dejar grabada una pirámide en su obra, el olvido de esa línea era intencionado, ya que con ello  las dos líneas laterales forman una pirámide, y en su cúspide se eleva ese círculo perfecto.



Victorio Macho dejó grabado en el corazón de su obra la pirámide culminada por una estrella, representando al cerro del Otero culminado por la estrella Alioth, representando a los ojos de todos el secreto de las estrellas, permitiendo que su mensaje perdurara en el tiempo para que todos los palentinos le conociéramos.
Tal y como encabecé este artículo finalizo el mismo: VICTORIO MACHO LO SABÍA.

CONTINUARÁ 

 

3 comentarios:

  1. Hace unos días hice un vídeo en la Pirámide de Cañete, Cuenca. Por sugerencia de Indra López visito este blog y me encuentro maravillado. Como mi vida está inextricablemente unida a las pirámides, desde pequeño, tengo que volver a Palencia pronto, muy pronto. Que España haya resultado ser un País Piramidal ha sido una de las más gratas sorpresas de los últimos 20 años. Pensaba que sólo las pirámides que fabrico eran las únicas, y humorísticamente hice esta imagen: http://www.piramidedecuenca.com/IMAGENES/torito.jpg
    Pues al menos la de Cañete que he visitado con su descubridor, no me ha dejado la más mínima duda. Si las de Palencia son artificiales, pues habrá que reescribir también la historia de España, como lo estamos haciendo con Egipto y Bosnia. Un Abrazo

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