Muchos os preguntaréis qué es lo que quiero decir con el
título que he dado a este artículo. Para explicarlo voy a mencionar un texto
que se pronunció en el programa “A vista de pájaro” que se emitía en Televisión
Española durante la década de los ochenta, y que dice así:
“Hay un Cristo junto a Palencia, es un Cristo enorme y
serio, con las manos extendidas. Son manos que no está claro si quieren
proteger o protegerse de la inmensidad plana que tienen por delante. Ese Cristo
de hormigón lo concibió un palentino llamado Victorio Macho, un recio escultor.
Su Cristo hierático, como un Dios Egipcio, echa la vista y tiende las manos
sobre una parcela española que conocemos como Tierra de Campos”.
De este texto, como siempre, llama mucho la atención una
cosa, la referencia que se hace a un Dios Egipcio, en comparación directa con
el Cristo del Otero.
Esta referencia a Egipto no queda limitada a esas palabras
de Victorio Macho, Miguel de Santiago, director ajunto del programa "Últimas
preguntas" de la 2 de Televisión Española pronunció las siguientes
palabras en un reportaje dedicado al Cristo del Otero: “Victorio Macho en torno
a 1920, con motivo del cuarto centenario de la batalla de Villalar, quiso hacer
lo que llamaba el altar de Castilla, un monumento imitando las trazas del arte
clásico griego , romano , egipcio, en una montaña entre las provincias de
Valladolid y Palencia para cantar las glorias del pasado, la Castilla con sus
guerreros, con sus místicos, con sus literatos.”
De nuevo otra vez hay una comparación directa con el arte
egipcio, y una cita directa a lo que el Cristo representa como un homenaje
al pasado de Castilla y a su cultura.
Si recordáis, en anteriores artículos referentes al Cristo
del Otero también lo observado en él nos ha conducido hasta esa tierra lejana,
hasta Egipto, recordad por citar alguno de ellos “El
secreto de las estrellas, las pirámides de Palencia”, donde se menciona la similitud existente entre las
pirámides de Egipto construidas siguiendo la misma posición que las tres
estrellas del Cinturón de Orión, y los tres cerros palentinos, los cuales se
ubican en las posiciones de las tres estrellas de la Osa Mayor: Mizar, Alioth y
Megrez, coincidiendo la ubicación del Cristo del Otero con la de Alioth, la más
brillante de toda la Osa Mayor. Recordad también lo que sucede en la gran
pirámide de Guiza los días de los equinoccios, donde una línea de sombra queda
proyectada sobre sus caras dividiendo la misma en dos, única y exclusivamente
esos días, y recordad lo que sucede en el Cerro de San Juanillo los días del solsticio de verano e invierno, en los cuales el camino de acceso de menor
pendiente indica la posición de salida del sol el 21 de junio (solsticio de
verano) y puesta del sol el 21 de diciembre (solsticio de invierno).
Por último recordad lo que Victorio Macho también dejó
escrito no sólo sobre papel, sino sobre la propia escultura del Cristo del
Otero, recordad lo que aparece en su corazón, el triángulo culminado en su cima
por un círculo, la pirámide representa el cerro del Otero, y el círculo la
estrella Alioth. “Victorio Macho lo sabía”, así fue como titulé este último
artículo al que hago referencia, pero Victorio Macho no sólo sabía eso, sabía
mucho más, y de nuevo lo dejó escrito en su obra para que aquellos que
prestaran un poco de atención se dieran cuenta de su mensaje.
Otra vez todo nos conduce a realizar una nueva comparación con Egipto, todos conocemos muy bien como antes he mencionado sus pirámides, pero sin embargo hay otra cosa que a cualquier persona le viene a la mente cuando nos referimos a la antigua cultura egipcia y a sus esculturas: la Gran Esfinge de Guiza, la colosal escultura con cuerpo de león y cabeza de faraón, tres grandes pirámides y una majestuosa estatua gigante, eso es lo que todos diríamos que es lo más representativo de Egipto. Pues bien, en Palencia ya me he referido a esos tres cerros con forma actual de pirámide cónica, y nos falta la escultura que sería el equivalente a la esfinge egipcia, esa escultura no es ni más ni menos que el Cristo del Otero, por eso se hace referencia directa al referirse a él como un Dios Egipcio, y no es simplemente una comparación, aquí viene el dato que Victorio Macho dejó escrito en su obra.
Otra vez todo nos conduce a realizar una nueva comparación con Egipto, todos conocemos muy bien como antes he mencionado sus pirámides, pero sin embargo hay otra cosa que a cualquier persona le viene a la mente cuando nos referimos a la antigua cultura egipcia y a sus esculturas: la Gran Esfinge de Guiza, la colosal escultura con cuerpo de león y cabeza de faraón, tres grandes pirámides y una majestuosa estatua gigante, eso es lo que todos diríamos que es lo más representativo de Egipto. Pues bien, en Palencia ya me he referido a esos tres cerros con forma actual de pirámide cónica, y nos falta la escultura que sería el equivalente a la esfinge egipcia, esa escultura no es ni más ni menos que el Cristo del Otero, por eso se hace referencia directa al referirse a él como un Dios Egipcio, y no es simplemente una comparación, aquí viene el dato que Victorio Macho dejó escrito en su obra.
La esfinge de Guiza tiene unas dimensiones de 73, 5 metros
de largo por 19,3 metros de ancho y 20,2 metros de alto. Hasta aquí no serían
más que simples dimensiones sin más, pero sólo hasta aquí, hasta que las
comparamos con las medidas reales del Cristo del Otero.
Siempre que se hace referencia a la altura del Cristo del Otero se menciona que
la misma es de 21 metros, algo que es imposible de comprobar a menos que lo
midamos directamente sobre el terreno. Sin embargo, y como siempre, Victorio
Macho se encargó de que esos pequeños detalles que pueden pasar desapercibidos
y sin importancia alguna quedaran siempre reflejados, y así lo hizo, haciendo
referencia explícita y con detalle a la altura que según el proyecto tenía que
tener el Cristo del Otero. ¿Y cuál pensáis que puede ser esa altura? Pues ni
más ni menos que 20 metros con 20 centímetros, exactamente la misma altura que
tiene la esfinge de Guiza, hasta el último centímetro, idéntica.
Tal elección no puede ser fruto de la casualidad, las
referencias continúas a Egipto en la escultura del Cristo del Otero indican
claramente una cosa, Victorio Macho lo sabía, conocía el pasado de los cerros,
conocía la historia que los mismos cuentan si se les mira y se les presta un
poco de atención, y nos lo dejó escrito para que nosotros también lo
supiéramos, tan sólo teníamos que abrir los ojos.
ARTÍCULO RELACIONADO: Cuando el corazón del Cristo del Otero habló, XLIX aniversario de la muerte de Victorio Macho.