Quiero comenzar este artículo dando las gracias a todas
aquellas personas que durante mucho tiempo, contra viento y marea, han luchado
lo indecible para que al fin en Palencia se comience a conocer todo lo que
tenemos. Parece mentira que unos pocos, pese a nuestra ciudad se hundiera, se
empeñaran en seguir sin dar a conocer lo que tenemos. Toda lucha, por imposible
que parezca, siempre da sus frutos, y lo bueno de eso no es solo disfrutar de
esos frutos, sino ponerlos a disposición de todos.
En mi anterior artículo, como seguro que recordaréis, me
detuve en una cifra y un dato. La cifra era 33 y el dato era que la longitud de
la cumbrera del tejado de la catedral de Palencia, en concreto del brazo menor
de su planta de cruz latina, es exactamente de 33 metros. También os comenté la
importancia que el número 33 posee en la masonería. En esta ocasión, quiero
seguir relatando otra serie de datos que como siempre pasan totalmente
desapercibidos al ojo humano en la inmensa mayoría de las ocasiones, pero que
sin embargo, ahí están para todos aquellos que quieran y sepan verlos.
Ese dato pudiera verse como una simple casualidad, sin
embargo, os voy a explicar que de casualidad no tiene nada. Si habéis observado
bien la catedral, en sus laterales de su nave central existen lo que se
denominan arbotantes, son unos semiarcos de piedra visibles desde el exterior
que parecen estar suspendidos en el aire, pero que sin embargo tienen una
finalidad arquitectónica muy clara, servir de transmisión del peso de las
bóvedas de la nave central de la catedral hacia los contrafuertes y de esta
manera garantizar su integridad estructural. Tened en cuenta ahora otra cosa,
cada uno de los contrafuertes en los que finalizan los arbotantes está rematado
por un pináculo perfectamente visible desde el aire. Resulta que esos
pináculos, como podéis ver en las imágenes que a continuación van a aparecer,
se encuentran separados entre sí una distancia de 33 metros, de nuevo, la misma
cifra.
Resulta muy curioso que el patrón de 33 metros se repita,
pero voy a ir un paso más allá. Voy a colocarme exactamente en el punto central
de la cubierta de la catedral, y justo desde ese punto voy a trazar una línea
recta que va exactamente hasta el pináculo del segundo contrafuerte más
cercano. El resulta que lo que obtengo es más curioso aún, de nuevo 33 metros.
Y si ahora vuelvo a hacer lo mismo pero midiendo la
distancia en relación al pináculo del segundo contrafuerte del otro lado de la
nave central de la catedral el resultado que vuelvo a obtener es exactamente el
mismo, 33 metros:
¿Qué decís ahora, os sorprende? Fijaros bien en todo lo que
he dicho, porque, tal vez, no os hayáis dado cuenta, pero en todo el texto,
implícitamente, he dicho algo más, y ese algo es la clave de todo.
Se puede considerar al triángulo como una forma geométrica
que representa la divinidad, pero a su vez, esa forma geométrica puede
simbolizar la perfección si la perfección es la regla utilizada para su
construcción. Ya casi os lo he dicho, basta con unir dos conceptos: triángulo y
33. ¿Os habéis dado cuenta de lo que os quiero decir? ¿Qué diríais si en la
catedral de Palencia existiera un triángulo equilátero cuyos lados midieran 33
metros? Sería la combinación perfecta entre lo divino y la maestría. Pues
precisamente eso es lo que sucede y lo vais a ver en la siguiente imagen en la
cual he representado ese triángulo
equilátero perfecto de 33 metros de lado. Como veis todo estaba implícito en mi
texto, y ahora, le podéis contemplar explícitamente:
Llegados a este momento hay que decir que siempre debemos
mirarlo todo con mucha atención e incluso ver allá donde en principio no vemos.
Hasta ahora hemos mirado la catedral de Palencia desde el cielo, sin embargo,
bajo su cubierta, existen otros niveles que necesariamente deben ser observados
ante una evidencia tan clara como es este triángulo equilátero. ¿Qué es lo que
tenemos una vez dentro de la catedral y que sustentan esos pináculos? Pues
sencillamente columnas, y esto lo vamos a ver de forma muy clara en la siguiente
imagen, en la que he superpuesto la imagen aérea en planta de la catedral sobre
su plano cuyas líneas aparecen trazadas en negro:
Como veis los dos pináculos se encuentran precisamente sobre
dos de las columnas internas de la catedral que nos posicionan dos de los
vértices del triángulo. Sin embargo os estaréis preguntando, ¿y el vértice que
falta? Fijaros bien, porque en la imagen aparece también reflejada en la parte
central la cripta de San Antolín, el nivel más bajo de la catedral, ya no sobre
suelo sino bajo suelo, y precisamente, en la zona donde se encuentran las dos
columnas de la parte más antigua de la cripta, la zona visigoda, es donde se
encuentra ubicado el vértice superior del triángulo equilátero de 33 metros de
lado.
Os puede parecer sorprendente, pero seguro que recordaréis
algo que hace ya tiempo publiqué en este mismo blog, en una entrada titulada
“El secreto de la luz, los orígenes de Palencia”. En él hablaba precisamente de
la cripta de la catedral, el cerro de San Juanillo, el soslticio de verano y el
sol. Haciendo un poco de memoria he de
recordar que el eje mayor de la cruz latina que dibuja la planta de la catedral
de Palencia indica precisamente, si miramos en sentido al ábside, el punto de
la salida del sol en el solsticio de verano, es decir, el día más largo del
año, día en torno al cual se celebra la festividad de San Juan Bautista. La
dirección que posee ese eje es exactamente la misma que posee la subida de
menor pendiente del cerro de San Juanillo, en cuya cima, a día de hoy, se conservan las ruinas del
antiguo eremitorio de San Juan. Realizado este pequeño recordatorio, he de
citar el fenómeno que ese mismo día se produciría en la cripta de San Antolín
si la catedral no estuviera construida sobre ella. El sol entraría por una de
las aperturas que posee la parte visigoda de la cripta e iluminaría su interior
tal y como se puede ver en la siguiente imagen que también publiqué en su
momento en este mismo blog:
Como veis, la luz del sol entraría en la parte ubicada en la
zona central superior limitada por esas dos columnas e iluminaria la zona de la
parte visigoda de la cripta que se encuentra limitada por esas dos líneas
amarillas en la imagen. Bien, esto ya os
lo había contado, no es nada nuevo, pero en esta ocasión os lo voy a mostrar
desde otro ángulo de vista. Voy a volver a la vista en planta del conjunto de
la catedral y voy a iluminar la zona exacta que quedaría iluminada durante la
salida del sol en el solsticio de verano, es la siguiente:
Ahí lo tenéis, el triángulo equilátero de 33 metros de lado
y justo en lo más alto la luz del sol, ¿os recuerda a algo? Estoy seguro de que
sí, ¿os recuerda a esto?
Es el billete de dólar, ¡curioso verdad!, una pirámide y en
su parte superior un ojo irradiando luz. Pero no nos tenemos que ir hasta
Estados Unidos para que nos recuerde a algo mucho más cercano. Recordad una
frase: “Victorio Macho lo sabía”. Mirad al corazón del Cristo del Otero, ya
sabéis que está hecho con teselas, sumando en su totalidad las que dibujan el
corazón como las espirales que lo rodean la cifra de 666, pero no os fijéis en
eso ahora, sino en otra cifra, y es que
cada lado del corazón está formado exactamente por 33 teselas:
Es exactamente el
mismo número que, expresado en metros, longitud
tienen los lados del triángulo equilátero oculto en la catedral en cuya parte
central superior brilla el sol al igual que, como bien sabéis, en lo alto de
los cerros del Otero y de San Juan brilla la estrella Alioth, tal y como
Victorio Macho dejó reflejado en su prodigioso mosaico cuya parte central
circular, precisamente la que simbolizaba ese brillo, fue destruida durante los
trabajos de “restauración” del Cristo del Otero hace ya algunos años:
Llegado a este punto tengo que comentar otro dato que de
nuevo ya he dado implícitamente. La punta del triángulo equilátero de 33 metros
de lado existente en la catedral indica la posición por la que sale el sol en
el solsticio de verano, sin embargo, si miramos en sentido opuesto,
observaremos el lugar exacto del horizonte por el que se pone el sol en el
solsticio de invierno. Ambos fenómenos solares están marcados por el eje mayor
de la planta de la catedral, pero, si ese triángulo hace clara alusión al día
de San Juan Bautista, ¿existirá algún otro símbolo en la catedral que haga
referencia al día de San Juan evangelista, es decir, el solsticio de invierno,
el día más corto del año? Sobre ello algo he comentado ya en otros artículos,
pero esta vez voy a proseguir analizando el plano de la catedral. Si un
triángulo equilátero de 33 metros de lado señala el solsticio de verano,
¿pudiera pasar exactamente lo mismo con el solsticio de invierno?
Fijaros en la siguiente imagen, de nuevo he unido la zona en
la que, si no hubiera cubierta, irían colocados otros dos pináculos sobre la
catedral. En su lugar lo que hay son dos columnas rematadas por el tejado. La
distancia de nuevo de esa línea recta es de 33 metros. Hecho esto, he trazado
dos líneas rectas, cada una de ellas de 33 metros, de forma que se cree un
triángulo equilátero de nuevo de 33 metros de lado. A simple vista, no hay nada
en el vértice del triángulo que se obtiene sobre la cumbrera de la nave mayor
de la catedral. En este caso resulta un poco más difícil de ver lo que ese
triángulo encierra, sin embargo, cuando se ve, se explica absolutamente todo:
Para explicároslo mejor he señalado con un círculo rojo el
punto sobre la cumbrera que coincide con el vértice inferior del triángulo
equilátero y le he denominado punto P:
Aquí es donde hay que abrir bien los ojos y mirar tanto
cielo como tierra, puede parecer magia pero no lo es. En primer lugar voy a
superponer las fotografías aéreas de la catedral con cada uno de los triángulos
equiláteros que anteriormente os he explicado obteniendo como resultado esto:
¡Qué curioso! Un símbolo que seguro que enseguida todos
reconocéis, el hexagrama o forma
geométrica también conocida como “estrella de David”, pero un hexagrama
cualquiera sino uno demasiado especial precisamente por la medida de los lados
de los dos triángulos que le constituyen, y que como ya sabéis es de 33 metros.
Perfecto, hasta aquí bien, pero estaréis pensando, vale, muy
bien, pero... ¿y su vértice inferior, ese punto P, qué es?, ¿por qué aparece
sobre donde en principio no hay nada? Voy a remarcarle de nuevo ya en la forma
del hexagrama:
Ahora voy a explicaros la razón de ese punto P. Aquí es
cuando hay que abrir muy bien los ojos y mirar muy bien, puesto que parece
magia pero no lo es. En la siguiente imagen vais a ver superpuesta la
fotografía anterior de forma semitransparente con el plano de la catedral en el
que se observa tanto el interior de la catedral como la cripta de San Antolín.
Fijaros muy bien:
¿Lo veis? Os remarco de nuevo el punto para que lo observéis
mucho mejor:
Seguro que ya lo veis, en punto P se sitúa entre las dos
columnas que señalan el inicio de las escaleras de bajada a la cripta de San
Antolín. Es decir, tenemos una estrella de David o hexagrama formado por dos
triángulos equiláteros de 33 metros de lado cuyo vértices están representados
de la siguiente manera: 4 de esos vértices corresponden a 4 columnas de la
catedral, el vértice superior se sitúa en la zona de las dos columnas de la
cripta visigoda de la catedral justo por encima de las cuales y en el día del
solsticio de verano el sol iluminaría la parte superior de ese hexagrama,
mientras que el vértice inferior, ese ya conocido “punto P”, está justo en la
zona donde se encuentran las dos columnas y a partir de las cuales comienzan
las escaleras de bajada a la cripta de San Antolín.
¿Os ha
sorprendido? Tan solo quiero deciros algo más, fijaros en el culto al sol que
está implícito en la catedral, fijaros de qué forma está construida y en la
simbología que esconde. Todas esas medidas parten de algo que en Palencia
tenemos más que abandonado, los cerros del Otero y de San Juanillo. Tened en
cuenta otra cosa que seguro que también os va a sorprender, si buscáis
información sobre el hexagrama comprobaréis que igualmente se le asocia a la
cifra 666 al poseer 6 puntas en su parte exterior, 6 triángulos en su corona y
6 lados en su hexágono interior. Por lo tanto, de esa forma, en la catedral y
siempre tomando como parte clave la cripta de San Antolín, tenemos representadas
dos cifras, 666 y 33. Si ahora recordáis mi anterior artículo y dividís 666
entre 33 obtendréis como resultado 20,181818... ¿Recordáis cuál es la altura
del Cristo del Otero según el proyecto de construcción? Era de 20,20 metros. Y una cosa más, ¿recordáis la distancia que
hay entre el Cristo del Otero y el eremitorio de San Juanillo? Esa distancia es
de 666 metros. Un juego de cifras maravilloso y perfecto solo entendible por
aquellos maestros constructores que conocían lo que eran los cerros y plasmaron
a su vez en las piedras de la catedral un mapa oculto y solo visible a la vista de aquellos que sabían y saben leer
la piedra y que ahora hago público puesto que el saber ha de ser puesto a
disposición de todos y no solo de unos pocos.
Victorio Macho lo sabía, Victorio Macho fue enterrado donde
solo se entierra a los maestros, Victorio Macho fue olvidado y abandonado por
aquellos que saben que nunca pueden hacerle sombra porque su mensaje perdura a
su existencia, sale a la luz y brilla con la misma intensidad que lo hace
Alioth.
Por el arte se alcanza la inmortalidad, por el arte se llega
a Dios, allá donde esté el intelecto estará el tesoro.