domingo, 3 de mayo de 2020

La Maestría

Hoy, en esta nueva entrada de este blog, quiero hablaros de nuevo de Victorio Macho, como bien sabéis, conocidísimo escultor palentino enterrado a los pies del Cristo del Otero, en la antiquísima ermita de Santa María de Otero, ermita rupestre  excavada bajo la cima del histórico cerro del Otero.
Durante los años que llevo sacando a la luz lo que los cerros de san Juanillo y del Otero  encierran han sido muchas las preguntas que me han realizado, varias de ellas referentes al propio escultor Victorio Macho.
Fue el 24 de junio de 2018 cuando a través de una publicación de este mismo blog titulada “Egipto en Palencia, Palencia en Egipto” di a conocer, para todos aquellos que no los sabían, que Victorio Macho fue encausado por el tribunal especial para la represión de la masonería y el comunismo en España. Una de las preguntas que me han realizado en varias ocasiones es que si Victorio Macho era masón, hoy, voy a responder a la misma. Victorio Macho perteneció a la logia matritense número 12 en la que tenía el nombre simbólico de Cantero.




La logia matritense se denominó inicialmente por sus miembros como “Logia de Madrid”, fue fundada el 15 de febrero de 1728 por el ex Gran Maestre de la Gran Logia de Inglaterra, siendo también denominada como “French Arms” o “Tres Flores de Lis”.

Ante lo que he ido publicando durante todo este tiempo nada de esto os debe sorprender. Es curioso contemplar el escudo de la logia La Matritense, la escuadra y el compás, claros símbolos masónicos, y a su alrededor tres flores de lis.


Un momento, ¿tres flores de lis? ¿Nos os suena de algo? Si sois de Palencia o la conocéis puede que sí, seguro que sí que os suena. Resulta que ese mismo escudo aparece en el logo de la catedral de Palencia. ¡Qué curioso!




Pero es evidente que falta algo, falta el símbolo claramente masónico, faltan la escuadra y el compás. Bueno, como en muchas otras ocasiones podéis pensar que es simple coincidencia, algo sin más importancia, pero la sorpresa viene cuando se mira con un poco más de atención a lo que como siempre tenemos en Palencia ante la vista de todos y nadie ve. Que ese sea el escudo de la catedral de Palencia  es una pista, y si la seguimos encontraremos  algo que puede que aclare esta situación. ¿Qué os parece si nos vamos al Palacio del Obispo? No está demasiado lejos de la catedral, a pie en unos pocos minutos desde la catedral llegamos hasta él. Es un edificio realizado en piedra de aspecto sobrio, y si no prestamos mucha atención nos puede impresionar por sus dimensiones, pero nada más. Ahora, la clave está en saber mirar, recordad la palabra que he dicho, “clave”, hay que saber mirar, así que vamos a mirar la “clave”. Por si alguien no lo sabe es la dovela central de un arco, es decir, la piedra central del arco gracias a la cual ese arco se mantiene en equilibrio oponiéndose a la fuerza de la gravedad. Fijaros en la doble interpretación, la “clave”. Si nos colocamos frente al Palacio del Obispo vamos a ver en uno de sus laterales un portón de acceso, y justo detrás de ese portón una construcción con una puerta de entrada flanqueada en todo su contorno por piedra.


Fijaros en la parte superior de esas piedras, para que no se vengan abajo por acción de la fuerza de la gravedad sus laterales terminan formando ángulos. Existe simetría en ambos lados desde su parte central, centro en el cual se encuentra la piedra denominada clave, y es que, fijaros bien, si retiramos esa piedra las restantes se vendrían abajo. Ahora seguro que pensáis, ¡bien, ya a vemos, pero en la clave no hay nada, es una piedra lisa, sin más importancia!, pero, ¿estáis seguro de ello? Recordad, hay que abrir muy bien los ojos para verlo, prestad de nuevo mucha atención. Fijaros en la puerta de madera y mirad a su parte superior central. ¿Veis que tiene una decoración en forma trapezoidal?







Seguro que ahora sí que la veis y podéis contemplar que simula la prolongación de los laterales de la piedra clave de la construcción, y no solo eso, sino que en esa parte central, es decir,  en la clave, existe un dibujo tallado, ¿os suena? La escuadra y el compás, claro símbolo masón en las instalaciones del Palacio del Obispo. Ahora ya queda lo más sencillo de todo, si juntamos el escudo de la catedral que posee tres flores de lis con la escuadra y el compás que hay en el Palacio del Obispo, ¿qué obtenemos? Ni más ni menos que el escudo de la logia masónica La Matritense.
Pero falta todavía una cosa, y es que en el escudo de la logia aparece una letra G. Según aparece en el Museo Virtual de Historia de Masonería : “En algunos rituales de la Masonería operativa, la letra G está figurada en el centro de la bóveda (estrella polar); una plomada suspendida de esta letra G cae directamente en el centro del suelo que representa el polo terrestre. En el catecismo de Compañero, la letra G se asocia con la Geometría, ciencia que se identifica con Dios (“Gran Geómetra”) como con la Masonería (manuscritos antiguos).” (https://www2.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/19simbolismo_masonico/letraG.htm).

Aquí la palabra es bien clara “Geometría”, seguro que no os sorprende, seguro que recordáis la geometría de los cerros del Otero, San Juanillo, Barredo Viejo y Pata de Lobo que expliqué en anteriores publicaciones, pero en esta ocasión la relación es muy evidente, geometría, masonería y Dios.
Llegados a este punto quiero compartir con todos vosotros parte de un poema que el poeta Tomás Morales dedicó a Victorio Macho. La estrofa es la siguiente, prestad mucha atención:

Loor a ti, maestro,
que el pensamiento acoplas con el dominio diestro;
e infundes a tus bloques con pródiga medida,
igual que un dios magnánimo, multiplicado y fuerte,
los dos extremos polos de la verdad habida:
¡Al monumento: Vida,

Y en el sepulcro: Muerte...!"

Con esto me estoy remontando al año de 1.921, 10 años antes de que fuera terminado el Cristo del Otero, obra maestra del gran Victorio Macho. Tened en cuenta una cosa, el Cristo del Otero, esa imponente escultura monumental, pese al tiempo pasado continúa siendo fiel reflejo de la vida, mientras que a poca distancia de él yace en su sepulcro Victorio Macho representando esa muerte...
En ese poema se menciona indirectamente la habilidad que Victorio Macho tenía para esculpir los bloques de piedra, hablando claramente de su “pródiga medida” “igual que un dios magnánimo, multiplicado, fuerte”.

Quedaros con esa última expresión  de momento, porque ahora voy a volver a esa letra “G” de Geometría. El 666 es un número que ya conocéis, que está presente en los cerros de Palencia, en los monumentos repartidos por nuestra ciudad e incluso en las pirámides de Egipto. Quiero recordaros un dato, la altura de la escultura del Cristo del Otero, que había de tener, según  proyecto, una altura de 20,20 metros, exactamente la misma que la gran esfinge de Guiza. Ahora quiero hablaros de otra cifra, en concreto del número 33. 33 son las teselas que delimitan cada uno de los lados del corazón del Cristo del Otero, pero, ¿por qué 33? Cité ya algo relativo a este número cuando hablé de las pirámides de Egipto y la Esfinge  de Guiza, y en esta ocasión, voy a contaros algo más. Si tenemos en cuenta los grados de la masonería según el rito escocés antiguo y aceptado, existen 33 grados, correspondiendo el grado 33 al Soberano Gran Inspector General de la Orden.
Bien, una  vez dicho esto, os recuerdo la frase del poema: “pródiga medida” “igual que un dios magnánimo, multiplicado, fuerte”.

El Cristo del Otero es evidente que representa a un dios magnánimo, fuerte al estar realizado en hormigón armado recubierto de granito y mármol. Ahora tan solo queda un adjetivo  más por explicar, “multiplicado”. Está muy claro, basta con interpretar el texto de manera literal y hacer una operación matemática con la altura de esa divinidad y el máximo grado en la masonería, esa operación es una simple multiplicación: 20,20 x 33 = 666,6 .

Curioso, ¿verdad? De nuevo aparece la cifra 666, esta vez con un seis más. 666 metros es la cifra que se repite en nuestra ciudad al ser la distancia que separa esculturas muy conocidas como son la estatua de María Inmaculada (plaza junto a la catedral) de la columna en acero corten ubicada junto a la entrada del edificio de usos múltiples de la Junta, al lado de la avenida de Simón Nieto. También es la distancia existente entre el palomar de los Jardinillos y el monumento a los artistas ubicado en la rotonda de la avenida de Santander, y también es la superficie que tiene la rotonda de la plaza de León, junto a los Jardinillos (666 metros cuadrados).

Bueno, pues llegado a este punto os tengo que dar un nuevo dato y que tiene como referente una construcción muy conocida por todos los palentinos, me  estoy refiriendo a la Casa Pequeña del Monte El Viejo. Otra vez hay que partir del lugar de origen, ese lugar es el que señala el nacimiento del sol en el solsticio de Verano, es decir, el cerro de San Juanillo, con el antiguo eremitorio de San Juan en su cima, declarado parte integrante del Conjunto Histórico de la ciudad de Palencia, declarada a su vez Bien  de Interés Cultural. Esta vez basta con medir la distancia existente entre el cerro de San Juanillo y el centro de la Casa Pequeña del Monte El Viejo. ¿Sabéis cuál es? 6666 metros.




No quiero ser muy extenso en este artículo, pero aún queda mucho por saber, y por ello quiero anticipar algo que de nuevo siempre ha estado a la vista de todos y nadie ha visto. ¿Recordáis las cruces en lo alto de dos de los depósitos de la estación depuradora de aguas residuales de Palencia? Estaban a  la vista de todos y nadie las veía. Pues bien, tened muy en cuenta todo lo que he dicho sobre la masonería y la catedral de Palencia, y de todo ello recordad una cifra: 33. Si miramos la catedral de Palencia a vista de pájaro vemos que su forma en planta es de cruz latina.

Fijaros en la lima del tejado de su brazo menor, la línea horizontal ubicada en lo más alto del tejado que une dos de sus vertientes. Ahora es cuando de nuevo viene lo sorprendente, la longitud de la lima del tejado es de 33 metros:




Aquí he de poner fin a este nuevo artículo, es mucho lo que se ha contado pero mucho más lo que se ha ocultado. Victorio Macho simplemente está olvidado y abandonado porque lo sabía, pero quien sabe, nunca muere, porque su saber perdura tanto como el tiempo.

LO MÁS BONITO ESTÁ TODAVÍA POR SER CONTADO,
RECORDADLO.


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