Las razones por las que Palencia perdió este monumento:
¿Qué fue lo que se hizo para derribar una de las mayores
puertas de entrada que tenía la muralla de Palencia y que era el único resto
bien conservado que quedaba de la misma
a comienzos del siglo XX?
Todo comenzó en enero de 1.897 cuando el concejal del
Ayuntamiento de Palencia Antonio González solicita el derribo del arco,
alegando que el monumento producía estorbo para el tráfico de los escasos
vehículos que en aquel año existían en nuestra ciudad. Ante esta proposición el
Ayuntamiento encarga a la policía que redacte un informe sobre ello. La noticia
de la intención de su derribo llega a manoss de la Comisión de Monumentos la
cual inmediatamente redacta un informe oponiéndose por completo a su derribo, y que finalmente es acatado por el
Ayuntamiento de Palencia.
Pasan los años y es en 1904 cuando un total de 58 vecinos
entre los que aparece la firma del conocido arquitecto palentino Jerónimo
Arroyo presentan ante el Ayuntamiento un escrito en el que exigien el derribo del arco afirmando que no cumple función alguna al haber desaparecido el resto de la
muralla. El escrito es encabezado por el vecino de Palencia Arturo
Ortega Romo, quien se ofrece a derribar el arco y pagar al Ayuntamiento 5.000
pesetas por llevarse las piedras que formaban parte del mismo.
De nuevo la Comisión de Monumentos interviene y exige que no
se derribe el Arco por el valor monumental que posee. En esta ocasión los
concejales del ayuntamiento reprochan a la Comisión de Monumentos alegando que
el arco no conmemora ningún acontecimiento histórico grandioso, y el Ayuntamiento solicita que se pronuncie la Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando.
La respuesta que la Real Academia da es contundente, afirma
que conservado adecuadamente quedaría en las mismas condiciones que la Puerta
de Alcalá de Madrid, por lo que no debe derruirse.
Esto provoca que el Ayuntamiento de nuevo se olvide de su
derribo hasta que en 1.909, de nuevo el mismo vecino, Arturo Ortega Romo,
propietario del edificio situado al final de la calle Mayor, justo en la
esquina con el Paseo del Salón, remite un escrito al Ayuntamiento en el que
alega esta vez que el Arco del Mercado le quita las vistas a su edificio, y
además mantiene que es un problema para la salud pública debido al abandono al
que habían sometido el arco llegando a convertirle en un mingitorio público. En
esta ocasión se ofrece de nuevo a derribarle pero sin pagar compensación
económica alguna por usar para beneficio propio sus piedras.
Era alcalde de Palencia en aquel momento Ignacio Martínez de
Azcoitia. El arquitecto municipal Alonso Sigler en esta ocasión mantiene que el
arco no es suficientemente ancho para que pasen por él con comodidad los vehículos
e insiste en la insalubridad y su estado de abandono. El ingeniero jefe Manuel
Rivera respalda el informe y añade que reconstruyan el arco en otro lugar donde
no cause problema alguno al tránsito de vehículos. Por último, el arquitecto
del Ayuntamiento, Sáinz Ezquerra, se pronuncia partidario del derribo del arco
porque según él no tiene valor histórico alguno.
El Ayuntamiento de Palencia votó a favor de destruir el
arco. Hay que destacar que la redacción de todos estos informes y la aprobación de su
derribo tan solo les llevó 1 día, en 24 horas realizaron todas las gestiones
necesarias para aprobar el derribo del Arco del Mercado.
Tres días después, el 6 de marzo de 1.909 se comenzó a
derruir el monumento que Palencia perdió para siempre por los interés particulares
de unas pocas personas. Resalto por último que el alcalde que permitió de esta
manera la destrucción del Arco del Mercado era Ignacio Martínez de
Azcoitia, que curiosamente en la actualidad posee una calle con su nombre en la
ciudad de Palencia, y resalto de nuevo que otro de los arquitectos muy
conocidos como es Jerónimo Arroyo que también posee una calle con su nombre en
nuestra ciudad, fue otra de las personas que se mostró a favor de la destrucción
del arco, imposibilitando que el mismo llegara hasta nuestros días.
Realizo la recopilación de este suceso para que no se siga
destruyendo lo que aun nos queda en Palencia, es muy poco en comparación con lo
que hace 150 años teníamos, Palencia hubiera podido vivir hoy en día como una
ciudad turística si todos los monumentos se hubieran conservado. Conservemos
para el presente y para el futuro lo que aun nos queda, no dejemos que de nuevo
por intereses de unos pocos desaparezca lo que por fortuna ha conseguido llegar
a nuestros días.
Gracias a Pedro
Miguel Barreda Marcos por la redacción de la obra “Construcción problemática y
derribo polémico: El Arco del Mercado” en la cual me he basado para redactar
este artículo.
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